La debilidad del dólar se hace presente una vez más, impulsando a los activos de inversión, pero también a los considerados de refugio. El yen, que había caído fuerte en las sesiones anteriores, se recupera y opera en la zona de 131.80 (no pudo quebrar un firme soporte en 131.40 el par USD/JPY), y aunque probablemente vuelva a ceder durante las próximas horas, parece tener más para ganar durante esta semana.
Pero la nota relevante del martes la dio el oro. Habíamos mencionado que era inminente un rally del metal precioso derivado de lo que técnicamente es una figura de continuación de tendencia alcista medida en el gráfico diario (triángulo simétrico), y la misma tuvo su desenlace en la víspera. La onza se disparó en minutos por encima de 2010 dólares, los máximos anteriores, y cotiza, en la sesión europea del miércoles, en orden a los 2022 dólares.
El oro tiene por delante un fuerte desafío, como lo supone quebrar su propio máximo histórico, establecido en agosto de 2020 en 2075 dólares, en medio de la pandemia. En marzo de 2022 quedó cerca de dicha cota (2070 dólares), para iniciar una caída que lo llevó a mínimos de dos años y medio en el último trimestre de 2022, en 1615 dólares. Sin dudas, se trata de un activo que puede dar satisfacciones, pero también unos cuantos dolores de cabeza, por su permanente volatilidad y amplitud de precios. Solo se recomienda para inversores propensos al riesgo, y con un buen capital de respaldo.
El euro también busca sus propios máximos anuales, que tocó semanas atrás en 1.1028. La empresa que afronta no es sencilla, dado que está creciendo no por mérito propio, sino por la caída del dólar. Lo mismo sucede con la libra esterlina, que logró quebrar 1.2500, operando al momento en torno a dicha zona.
La caída del dólar es atribuible a las acciones que la Fed está tomando para suavizar su dura política monetaria. La crisis de los bancos es una factura que ha recibido el banco central en la cara, y también lo ha sido el primer informe de empleos conocido el martes. Estas cifras anticipan un dato de empleos difícil de digerir para los mercados, que pueden castigar al dólar el próximo viernes.
En contrapartida, la bolsa de Nueva York puede crecer con fuerza, atenta a que la propia Fed poco podrá hacer para volver a endurecer su política monetaria en el futuro, y hasta podrí cambiar de rumbo si se acerca una recesión y la inflación sigue bajando (al margen de que pueda producirse alguna caída en la creación de empleo, posibilidad antes mencionada).
Este miércoles, los datos de empleo privados y el ISM de servicios son protagonistas en la sesión americana. El dólar llega a esta instancia con lo justo, sin poder recuperar más que algunos puntos cuando tiene la posibilidad.
Convendrá seguir de cerca al euro. El quiebre de 1.1030 podría derivar no solo en un marcado rally de la moneda única, sino también del resto de las monedas principales.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.