Los datos de inflación de febrero en Estados Unidos arrojaron cifras similares a lo esperado. Si bien la inflación subyacente cayó al 5.5% en términos interanuales, se mantuvo alta el mes pasado, en un 0.5%, lo cual da muestras de que costará más de lo deseado hacer que caiga a los valores siempre buscados por el banco central, entre el 2 y 2.5%.
Hasta hace poco más de una semana todo estaba dado para que la Fed aumentara su tasa de interés entre el 0.25 y 0.5%, y muchos analistas -la mayoría- apostaban por esta segunda opción. El discurso del presidente Powell ante el Congreso del miércoles pasada dejó dudas, y la caída del Silicon Valley Bank el viernes las disipó: no habrá aumentos del 0.5%, y aún está en duda si lo habrá en una medida menor.
Powell dijo varias veces que el costo de no bajar la inflación sería mayor que el de bajarlo. Pero probablemente no haya pensado cual es el costo de hacerlo. La caída de dos bancos, y la endeblez financiera de varios más hacen pensar que dicho costo sería demasiado alto, y que tal vez bajar la inflación puede ser un objetivo viable a un plazo algo más largo.
No hay que olvidar que a este nivel de inflación se llegó ante la casi duplicación de la masa monetaria en la pandemia, pero también posterior a ella. Incompresiblemente, la Fed estiró sus planes de estímulo de 120 mil millones de dólares mensuales durante varios meses más de lo necesario, y esa montaña de dinero se volcó al consumo.
La semana próxima se sabrá si Powell es capaz de mantener su duro discurso -que se tornó de ese tenor en noviembre de 2021, luego de varios meses de suaves palabras- o si la crisis bancaria actual, cuyo desenlace es aún incierto es suficiente para aquietar las aguas. Todo parece indicar que no podrá insistir en alzas de tipos de inmediato, más que en una medida mínima.
Mientras tanto, el dólar luce algo débil, pero no tanto. El euro es incapaz por ahora de superar 1.0800, y la libra de quebrar 1.2200. El yen revirtió parte de sus ganancias, aunque parece tener un buen camino alcista por delante.
La bolsa de Nueva York se debate entre un clima de cierta satisfacción por el casi seguro cambio de postura de la Fed, y un temor creciente a que la crisis se convierta en un monstruo similar al de 2008.
Por el momento, los comunicados conjuntos de la Fed, el Tesoro y el FDIC han sido suficientes para calmar el clima: habrá devolución de capital para todos los inversores. El presidente Biden quiso agregar confianza a los dichos de estas entidades, pero no le salió muy bien. No es muy común que un presidente hable de estas cosas, y respaldar al sistema en medio de la crisis no le da credibilidad.
Y ante este clima de convulsión, apareció un claro ganador: la onza de oro, que se acomoda sobre los 1900 dólares. Ya no están tan lejos los 2000 dólares, y tampoco los 2075 de agosto de 2020, el máximo histórico del metal. Conviene seguirlo de cerca.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.