Una vez más, el protagonismo de los mercados pasa por los bancos centrales, y sus respectivas políticas monetarias. El lunes las principales monedas se mantuvieron en calma, con un ligero retroceso del dólar, aunque el euro se cuidó de superar 1.0700 y la libra apenas puede con la barrera de 1.2000.
En Europa, las declaraciones de varios funcionarios del Banco Central Europeo que se vuelcan por una política más dura (que incluye varios aumentos de tipos de interés) mantuvieron a flote al euro, luego de que durante el fin de semana algunos oficiale de la Fed hicieran lo propio. Desde el Banco de Inglaterra no hubo señales importantes, lo que redundó en una libra esterlina apática y sin fuerza.
El yen apenas logró quebrar 136.00, aunque en las primeras horas del martes vuelve a posicionarse debajo de dicho nivel. Los rendimientos de los bonos del Tesoro, principal referente de la moneda nipona en estos tiempos, continúan muy altos y a punto de quebrar sus propios máximos de más de 15 años, que tocaron la semana pasada en 4.95%.
La onza de oro se mantiene algo ajena a esta situación, y continúa escalando posiciones, pese a la relativa debilidad de las monedas líderes. El metal precioso debe superar 1860 dólares, empresa nada fácil desde los 1845 dólares actuales, para volver a aspirar a la zona de 1900 dólares.
Estos vaivenes de los mercados se exacerbarán en las próximas sesiones. Este martes, la presentación del presidente de la Fed, Sr. Powell ante el Senado, puede ser el disparador que necesita el dólar para volver a dominar el escenario.
Los mercados descuentan que Powell se mostrará agresivo en sus declaraciones, y envalentonado ante el nulo efecto que sobre la economía está teniendo su política de aumentar la tasa de interés en cuanta oportunidad tenga.
Claramente no es un problema de tipos de interés, sino de liquidez. Al margen de las tasas en mínimos históricos, la Fed inyectó más de 10 billones de dólares desde el inicio de la pandemia, lo cual casi iguala el 50% de su PBI. Reducir semejante cantidad de dinero a través de la venta de bonos es una tarea ciclópea para el banco central, que debe tratar de hacerlo sin perjudicar demasiado a la actividad económica.
Powell cometerá un gran error si cree que la actual situación, con tasas en niveles de 2008 y con la economía creciendo, se mantendrá en el tiempo. Cuando decida sacar de circulación la montaña de dinero emitida, allí es donde la inflación va a ceder, pero también se resentirá la economía.
A dichos iguales, no hay por qué pensar en un cambio de actitud de los mercados. Es cierto que el 1 de febrero nadie pareció tomar en serio a Powell, hasta que los informes del mes demostraron que al FOMC no le queda más alternativa que seguir aumentando la tasa, pero sobre todo de recortar el balance. En este contexto, es difícil pensar en un dólar débil en el corto plazo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.