Son los inversores, a través de sus intermediarios, los responsables de que los precios oscilen. Y el porqué hay que buscarlo en la ley de la oferta y la demanda.
Si hay muchas órdenes de compra, el precio sube, si son de venta, el valor baja. La información se distribuye de inmediato a través de una red informática encargada de almacenar y procesar las órdenes.
El ordenador manda
El cambio de precios se efectúa cuando coinciden en el ordenador de la Bolsa los mandatos de compra y de venta. El precio que se impone es la de la oferta que adquiere un mayor paquetes de acciones.
Por ejemplo:
En la Bolsa se están negociando títulos del BSCH. Hay 100 acciones de este banco a 10 Euros cada título y 101 acciones a 10.50 Euros. El precio que se fija es de 10.50 Euros, porque a ese precio se va a comprar un número mayor de títulos.
Así, si usted solicita comprar acciones de esta entidad financiera, tendrá que pagar el valor del mercado de esa hipotética jornada: 10.50 Euros por acción.
Los expertos bursátiles trabajan con una metodología sofisticada de análisis de variables para intentar ser los primeros del mercado que prevean la revalorización o pérdida de valor de los títulos.
Básicamente, sin embargo, hay dos tipos de variables que condicionan el precio de un valor: uno, el referido a la «salud» de la sociedad cotizada, sus expectativas de negocio, la evolución de los mercados en los que opera… Y otro, que analiza estrictamente los vaivenes bursátiles o financieros, al margen de las circunstancias de cada compañía.
Existe una limitación impuesta con respecto al llamado «Tick de salto». Consiste en establecer la variación mínima en el precio de un activo: si el precio no alcanza los 50 euros, la variación mínima de la cotización será de 0,01 euro. Si supera los 50, la variación mínima será de 0,05 euros.