La bolsa de Nueva York abrió a la baja la semana, con diversos huecos de precios en las acciones principales y los índices, que luego se fueron cerrando parcialmente, o en forma total de acuerdo al caso. La caída de las acciones en el inicio de la sesión del lunes fue lógica, después de una fuerte baja de los mercados globales, que a su vez fue antecedida por una caída de Wall Street del viernes.
Semejante serie de movimientos negativos obedecen, o así se dice, al efecto producido por el discurso de Jerome Powell, presidente de la Fed, pronunciado el viernes. La probabilidad de que haya un fuerte aumento de los tipos de interés en septiembre (del 0.75% puntualmente) parece haber despertado los temores del mercado.
Desde un punto de vista netamente lógico, es razonable tal temor. Desde los antecedentes, y las declaraciones anteriores al discurso de Powell, no tiene mucha explicación. El propio Powell había explicado en oportunidad de las reuniones de política monetaria previas a la de julio (y también lo hicieron varios miembros del FOMC) que la tasa quedaría en orden al 3.5% hacia fin de 2022.
Con tres reuniones por delante, es obvio que el primer aumento, previsto para dentro de pocos días, será el más importante, y que luego llegarán uno o dos aumentos más de menor tenor. También se había explicado que más allá de que pudiera resentirse la actividad económica, algo ya verificado por los dos trimestres de PIB negativo en forma consecutiva, la lucha contra la inflación por parte de la Fed no cesaría. Esto resulta incuestionable para una economía que sufre su peor medición de inflación en más de 40 años, y que más allá de la baja importante de julio, sigue estando en el 8.5%, una enormidad que requiere de la urgente acción de la Fed. La misma urgencia que el banco central no tuvo sino hasta bien entrado 2022. Eso sí es cuestionable.
El dólar vuelve a imponerse en todos los frentes al cabo de la sesión americana del lunes, con las monedas acompañando el errático camino de las acciones. El euro a punto estuvo de quebrar 0.9900 a primera hora de la sesión asiática, para cerrar alrededor de 1 a 1 contra el dólar, en tanto la libra esterlina llegó a un nuevo mínimo de marzo de 2020, a caer de 1.1700, valor cerca del cual cierra el lunes. Los próximos niveles de soporte medidos en términos mensuales aparecen en 1.1450, nivel que tocó en medio de una sesión asiática de octubre de 2016 con un sospechoso movimiento (flash crash en términos sofisticados, manipulación burda de algunos bancos en términos coloquiales) y 1.1410, los mínimos de marzo de 2020.
El yen se ve afectado nuevamente por el alza de los rendimientos de los bonos del Tesoro, que llegaron a 3.455%, un nivel que no tocaban desde 15 años atrás, en tanto la onza de oro fue y volvió varias veces del nivel de 1730 dólares, precio que parece un imán en estos días. La suerte de la onza está atada a la de las monedas principales, sin dudas.
El precio del gas muestra una saludable figura de cambio de tendencia, cuyo cumplimiento sería un alivio para la economía global. La zona de 8.00 dólares, lejana aún, se puede ver en el horizonte. El yen también se verá beneficiado. El índice de confianza del consumidor del Conference Board será el dato más importante del martes, aunque el dólar, por el momento, no parece sufrir demasiado. Aún le queda algo por ganar.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College