- Los traders aguardan la decisión de la producción de la OPEP+, pero el informe de empleo de EE.UU. podría ser más importante
- No hay concesiones en la subida de tipos de la Fed si las cifras del informe de empleo no agrícola siguen siendo robustas
- La subida de los tipos alimentará la fortaleza del dólar, otro viento en contra para el petróleo
- Apenas se mantiene por encima de los 90 dólares, pero eso podría cambiar si el empleo de julio y septiembre supera las previsiones
El mercado del petróleo espera con la habitual inquietud el anuncio de las cuotas de producción de la OPEP+ correspondientes a los 23 países de la alianza, liderada por Arabia Saudí, y cada vez soporta más influencia de Rusia, que busca soluciones a las sanciones impuestas por Occidente.
Pero independientemente de lo que decidan sobre la producción los 13 miembros originales de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus 10 aliados, dirigidos por Rusia, los precios del petróleo podrían verse más influidos por el informe mensual de empleo de Estados Unidos que se publicará el viernes.
El informe de empleo no agrícola del mes de julio podría determinar si el crudo estadounidense se mantiene por encima de los 90 dólares por barril o desciende por debajo de un nivel no registrado desde el 18 de febrero.
Existe una clara correlación entre los precios del petróleo y las cifras de empleo de Estados Unidos: cuanto más se desplaza la gente al trabajo, mayor es la demanda del combustible que se mueve. Pero el informe de empleo de julio es especialmente importante por otra razón: podría ayudar a decidir cuál será la próxima subida de tipos de la Reserva Federal en septiembre.
Tras cuatro subidas desde marzo que han llevado los tipos desde casi cero hasta el 2,5%, a la Reserva Federal no le ha cogido por sorpresa que la inflación, medida por el índice de precios al consumo, no se haya movido de los máximos de cuatro décadas, creciendo en junio a un ritmo interanual del 9,1%.
¿Será la próxima subida de tipos de otros 75 puntos básicos, como en julio y junio? ¿O debería ser de 50 puntos básicos como en mayo? ¿O incluso de 25 puntos básicos como en marzo? El informe de empleo no agrícola de julio, así como el de agosto, ayudará a responder a esta pregunta.
Por primera vez desde abril, la Reserva Federal dispondrá de dos informes mensuales de empleo de Estados Unidos consecutivos antes de su próxima decisión sobre los tipos de interés. El informe de julio se publica el 5 de agosto, mientras que el informe del mes siguiente se publicará el 2 de septiembre. La decisión sobre los tipos de interés de la Reserva Federal se conocerá el 21 de septiembre.
El informe de empleo no agrícola ha superado las expectativas los últimos tres meses. Para el propio mes de julio, se espera que se hayan creado 250.000 puestos de trabajo más con respecto a los 372.000 de junio.
Según John Kilduff, socio del fondo de cobertura energética neoyorquino Again Capital:
«Las estadísticas semanales de desempleo llevan cinco semanas aumentando, pero las cifras mensuales de empleo han sido sorprendentemente robustas todos los meses. La buena noticia para los mercados es que la Reserva Federal dispone esta vez de un intervalo inusualmente largo —casi dos meses de hecho— para estudiar múltiples datos antes de decidir la subida de septiembre. Pero si la tendencia del informe de empleo de agosto y septiembre no cambia mucho, no hay que esperar grandes concesiones por parte de la Fed en la subida de tipos del mes que viene».
«Eso no es sólo una mala noticia para los mercados en general, sino también una buena noticia para el dólar, que es otro factor negativo para el petróleo y otras materias primas».
Tras dos semanas consecutivas de descensos, el índice dólar, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas principales, subió un 0,86% el martes, su mayor suida intradía desde el repunte del 1,3% del 5 de julio. Los máximos de la jornada del índice fueron en el nivel de 106,19. El martes, el índice dólar registraba mínimos de casi tres semanas en 104,92.
El dólar subía la jornada anterior después de que Mary Daly y Loretta Mester, presidentas de la Fed de San Francisco y de Cleveland, respectivamente, dijeran que la lucha del banco central contra la inflación y los elevados tipos de interés estaba lejos de terminar.
El billete verde también se disparó cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó Taiwán, lo que provocó tensiones entre Estados Unidos y China, ya que Pekín se ha sentido ofendida por sus declaraciones prodemocráticas a favor de Taiwán, país que China considera su territorio sin soberanía independiente.
Stephen Innes, de SPI Asset Management, dice que el nerviosismo de Taiwán inducido por Pelosi, así como la reafirmación por parte de los funcionarios de la Reserva Federal de su decisión de seguir subiendo los tipos, seguía lastrando los mercados el miércoles, incluido el petróleo. Y añade:
«Aparte del posible riesgo que conllevaría un cambio en la política de producción de la OPEP+ cuando el grupo se reúna más tarde, los traders de petróleo siguen centrados en los datos macroeconómicos globales, especialmente en lo que se refiere a las dos mayores economías consumidoras de petróleo del mundo, Estados Unidos y China».
El crudo estadounidense cayó hasta un 5% en la primera jornada bursátil de esta semana después de que los datos mostraran que la actividad de las fábricas chinas se redujo en julio ante una nueva ronda de medidas de confinamiento relacionadas con el COVID.
La propia reunión de la OPEP+ es significativa a su manera. Será la primera vez que la alianza se reúna desde que deshiciera los recortes históricos —de unos 10 millones de barriles al día— en abril de 2020, a raíz de la destrucción de la demanda de petróleo forzada por el brote mundial de coronavirus de ese año. En este sentido, la OPEP+ se encuentra en una encrucijada en cuanto a la producción.
La alianza ya había acordado aumentar la producción en un 50% con respecto a los niveles de junio, hasta casi 650.000 barriles al día para julio y agosto. Eso fue antes de que el presidente Joseph Biden visitara Arabia Saudí el mes pasado, lo que alimentó las expectativas de que la alianza podría hacer más.
Hasta el martes, la mayoría de los traders del petróleo cuestionaron que la OPEP+ querría aumentar aún más la producción ante la desaceleración de la economía estadounidense. En lo que respecta a la demanda, Estados Unidos se acerca cada vez más al final del periodo estival de máxima conducción, y las familias se preparan para el nuevo curso escolar y universitario que comienza a mediados de agosto y principios de septiembre.
Dejando a un lado el debate sobre el consumo de petróleo, en la OPEP+ se está jugando una partida de ajedrez de alto nivel entre Arabia Saudí y Rusia sobre cuánto hacer —o no hacer— por Estados Unidos en términos de producción.
Cualquiera que conozca bien la OPEP+ sabrá también que, aunque los saudís controlan los principales hilos de la producción de la alianza, la relación amistosa entre la Casa de Saúd y el Kremlin —en particular entre el príncipe heredero Mohammed bin Salman y Vladimir Putin— nunca debe ignorarse.
El presidente ruso está decidido a no dejar que Estados Unidos obtenga ninguna ventaja de la guerra de su país en Ucrania. Eso incluye los beneficios de una alianza petrolera con Moscú —particularmente cuando las sanciones de Occidente ya han provocado un fuerte descuento en los precios del crudo ruso, sin mencionar los esfuerzos de Biden para poner un tope al precio de ese petróleo.
Como era de esperar, menos de una semana después de la visita de Biden, Putin hizo una llamada al príncipe heredero MbS —se conoce al monarca por sus iniciales— para recordarle la importancia de seguir colaborando entre ambas naciones dentro del espíritu de la OPEP+.
Para más inri, el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, se reunió el viernes con el ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, tras un comunicado de Moscú:
«Rusia y Arabia Saudí siguen firmemente comprometidos con los objetivos del acuerdo OPEP+ para preservar la estabilidad del mercado y equilibrar la oferta y la demanda en los mercados mundiales del petróleo».
Pero MbS se encuentra en una situación un poco delicada. Tras saludar con el puño y dar la bienvenida a Biden, se ha mostrado abierto a que, por lo menos, se descongele la guerra fría que había entre él y el presidente, que en su día prometió convertir su reino en un paria por el asesinato del periodista saudí residente en Estados Unidos Jamal Khashoggi, que según la CIA fue asesinado por orden del príncipe heredero. Los saudíes, por supuesto, niegan esa acusación.
MbS también quiere un apoyo más rotundo de Estados Unidos a Riad en el conflicto de Yemen. Tanto el príncipe heredero como su homólogo de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed Al Nahyan, se han sentido frustrados por la indiferencia que Biden ha mostrado hacia ellos en el pasado, así como por no haber abordado las preocupaciones del Golfo en torno el programa de misiles de Irán y sus apoderados regionales. Todo esto parecía ir a cambiar de forma prometedora con la visita de Biden.
Entre tanto drama —las cifras de empleo de Estados Unidos, las subidas de tipos de la Fed, la situación del dólar y la producción de la OPEP+— se encuentra el precio del petróleo.
En el momento de redactar estas líneas, el barril de crudo Brent, de referencia mundial, se encuentra en 100,19 dólares, por debajo de sus máximos de junio, que superaban los 125 dólares, y aún más lejos de los máximos registrados en casi 140 dólares tras la invasión de Ucrania en marzo.
Pero el eslabón más débil era el West Texas Intermediate (WTI), que rondaba justo por encima de los 94 dólares, por debajo de los máximos de junio de más de 123 dólares y de los máximos de marzo de más de 130 dólares.
Los gráficos muestran que el WTI corre el riesgo de caer hasta 82 dólares si rompe el nivel de soporte clave de 93 dólares, afirma Sunil Kumar Dixit, estratega técnico jefe de skcharting.com.
«Si sobrepasa la media móvil exponencial de 50 semanas en 93,16 dólares, se expone al WTI a las zonas de soporte horizontal de 88, 85 y, en última instancia, de 82 dólares».
Dixit explica que el WTI se encuentra actualmente en su tercera semana bajista, con los estocásticos semanales en 47/55 y la caída del Índice de Fuerza Relativa de 73 a 59.
Afirma que un repunte a corto plazo apoyado en la MME de 50 semanas de 93,16 dólares podría impulsar al WTI hacia 96,40 y 98,30 dólares.
«Un cierre diario y semanal por encima de 98,30 dólares podría impulsar aún más el crudo estadounidense para volver a probar la MME de 50 días de 102,90 dólares y la media móvil simple de 100 días de 106,20 dólares».
«Pero el panorama general favorece una caída hacia los 88-85-82 dólares en un período de tiempo prolongado».
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