La presentación conjunta del presidente de la Fed, Jerome Powell, la titular del BCE, Christine Lagarde, y el gobernador del BoE, Andrew Bailey, no dejó sorpresas, pero sí fuertes movimientos en el mercado de divisas. Powell ratificó el rumbo que tomó la Reserva Federal meses atrás (el cual el mismo funcionario se negaba a tomar apenas 7 meses atrás), dando un fuerte impulso al dólar en todos los frentes.
Powell confirmó que el banco central seguirá elevando la tasa de interés cuantas veces sea necesario para dominar una inflación ingobernable en los últimos meses, que llegó al 8.6% interanual en mayo, el máximo de 41 años. El presidente afirmó además que “con suerte” no habrá recesión en Estados Unidos en los próximos trimestres, algo que parece bastante difícil que no suceda. En su visión, aunque finalmente haya recesión, la economía estadounidense está muy fuerte como para soportar esta circunstancia, por lo que prefiere combatir la inflación a defender el crecimiento.
En nuestra opinión, así como desde mediados de 2021 la inflación fue un gran problema, negado por Powell, lo que se transformará en su próximo dolor de cabeza es la sólida variable del empleo. Según la visión del banco central, había que tener pleno empleo para actuar, y así fue. Claro que el pleno empleo no durará mucho si la recesión se extiende en el tiempo, algo que de acuerdo a nuestro análisis puede ocurrir con una tasa por encima del 4.5 al 5%. Si este año la tasa finaliza al 3.5% con PBI negativo, los datos de empleo volverán a ser protagonistas en 2023, y no por buenos motivos.
La presentación de Lagarde fue más suave. La funcionaria confirmó que habrá aumentos de tipos de interés próximamente, pero también que el BCE se moverá en función de los datos que se vayan publicando, una obviedad muy utilizada por los banqueros centrales cuando quieren quedar bien parados. Es claro que si los datos van para un lado, y el banco central para otro, las cosas no irán bien. Para muestra, basta lo que ahora mismo sucede con la inflación en buena parte del mundo.
Respecto a Bailey, no cambia su postura, y sus discursos se parecen a los comunicados del banco central que lidera. La visión pesimista de Bailey coincide con la del BoE de pocos días atrás, cuando elevó la tasa de interés, y la libra terminó perdiendo más de 300 puntos en pocas horas.
El dólar volvió a atacar al euro y a la libra esterlina, que nuevamente apuntan a mínimos anuales, si bien la libra todavía está lejos de alcanzarlos. En el caso del euro, el mínimo de 1.0350 aparece a unos 100 puntos del nivel actual.
El yen llegó a un nuevo mínimo desde mediados de 1998, al tocar 137.00 unidades. Si bien ha rebotado en tal nivel, recuperando unos 70 puntos, la moneda nipona se ve débil, y podría quebrar tal barrera en las próximas horas.
La bolsa de Nueva York no sintió mucho el impacto de estas presentaciones, y los índices bursátiles principales mantienen un sesgo alcista, con excepción del Nasdaq 100, que agrupa acciones tecnológicas, las cuales vienen perdiendo vuelo aceleradamente en los últimos meses.
Las materias primas apuntan a la baja, y si bien el petróleo logró ganar terreno durante la sesión americana, volvió a perder sobre el final de la misma, y apunta a la baja en las primeras horas del jueves.
El calendario de noticias incluye un dato clave, cual es el deflactor de inflación, que mide el costo de vida por consumo. Se trata de una medición que suele no tener impacto alguno cuando la inflación no es un problema. Ahora lo es, y es un informa relevante, que puede tener un efecto inmediato -y negativo- sobre el dólar a las 8:30 del este.
Por otra parte, el cierre de mes y del semestre puede provocar movimientos de importancia en la bolsa de Nueva York, por lo que nos espera una sesión de intensa actividad hasta el final.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College