El sondeo que envió la Fed a través de los medios el lunes sirvió como un aperitivo para anunciar lo que no estaba en los planes de nadie hasta la semana pasada: un aumento de tipos de interés del 0.75%, por lo que la tasa queda desde ahora en el 1.75%. El banco central, liderado por el Sr. Powell, dejó a su vez abierta la puerta a un alza similar para el 27 de julio, fecha de su próxima reunión, sin que se conozcan mayores detalles para el encuentro de septiembre.
La Fed busca de esta manera recuperar el tiempo y la energía perdida durante la última parte de 2021, cuando insistía en que la inflación era un fenómeno transitorio. Si bien pueden discutirse algunos detalles al respecto, no escapa a esta columna de opinión que el presidente Powell cambió radicalmente su discurso apenas el presidente de la Nación, Joe Biden, lo postuló para un nuevo mandato de 4 años. Esto significa que Powell estiró todo lo que pudo el dinero barato, desparramado por la economía y los mercados, hasta lograr su reelección, y entonces sí reconocer que la inflación finalmente no era tan transitoria como se pensaba. Lo mismo cabe para el resto del Comité de Política Monetaria.
La reacción de los mercados luce como un espejismo. Si el dólar creció como lo hizo en las últimas semanas amparado en una política agresiva de la Fed, y el banco central endureció dos días antes su anuncio, pocos motivos hay para pensar que el billete caerá justamente ahora.
El único atenuante que puede existir en estos casos es que si se esperaba una recesión con alzas más moderadas, ahora es solo cuestión de tiempo ver como la primera economía del mundo cae en dicho estado, fenómeno provocado por las reacciones tardías de la Fed. La falta de oportunidad en los tiempos contrasta con el oportunismo de Powell, valga el juego de palabras.
La recuperación del euro, la libra esterlina y el yen, este último en menor medida, aún tiene mucho por recorrer para que se confirmen siquiera como un cambio de tendencia de corto plazo para estas monedas. El euro está muy lejos de 1.0800, la libra también de 1.2500, y el yen está rogando que las materias primas no se disparen nuevamente para dejar de caer y no llegar a los mínimos de octubre de 1998 que tocó el martes a primera hora.
Pueden resurgir los activos de refugio si, como se cree, finalmente llega la recesión. El oro se prepara, también el franco suizo, y hasta el propio yen, limitado en su caso por las materias primas muy caras, podrían volver a brillar.
La bolsa de Nueva York festejó sin motivos, y con copas vacías. Si los anuncios apuntan a reducir la liquidez, de la cual vivió Wall Street durante los últimos 15 años, los papeles principales, en especial los de tecnología, solo podrán recuperarse por cuestiones técnicas, dado que la sobreventa que exhiben en los plazos más cortos es notable.
Será mejor entonces esperar un dólar caro durante un tiempo más. Son ciclos, por supuesto, y estos están destinados a comenzar y terminar sin aviso previo. Lo que parece seguro es que el actual tiene bastante más por recorrer.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College