Los tipos de interés influyen en la evolución del precio de los activos financieros, y en concreto de las acciones, debido a tres motivos fundamentales:
1- Valor presente de los flujos futuros.
Es indiscutible, por pura teoría financiera básica, que un movimiento en los tipos de interés influye en el valor actual de los flujos futuros que estamos descontando para un determinado valor, que no olvidemos es lo que determina la evolución del precio de las acciones.
Si los tipos de interés suben, los beneficios estimados para cualquier compañía en el futuro valen menos a día de hoy (suponiendo constantes los beneficios), mientras que si se produce una bajada en los tipos de interés, el efecto es el contrario y los flujos futuros de una compañía tienen más valor a día de hoy.
Se puede demostrar la validez de esta afirmación, por lo demás lógica e intuitiva, no sólo desde el punto de vista del descuento sino también desde el punto de vista de la capitalización de un capital inicial.
En la medida que los tipos de interés suban, será necesario contar con un menor capital inicial para conseguir un importe futuro determinado, mientras que la inversa también es válida, ya que el capital inicial estará menos retribuido, por lo que se necesitará más principal para la obtención del mismo montante, o lo que es lo mismo, los precios de los activos financieros subirán.
2) Alternativas de inversión
Como ya hemos comentado, los tipos de interés no son más que la retribución del dinero, de la liquidez, por lo que siempre habrá que compararlos con las alternativas de inversión que hagan más o menos atractiva la inversión en renta variable.
Así, si los tipos de interés están especialmente elevados, sobre todo los reales, es decir, deflactados por inflación, que son los verdaderamente significativos en cuanto a la determinación de las alternativas de inversión, es claro que la inversión en Bolsa (en acciones) pierde atractivo, ya que la rentabilidad exigida a la Bolsa aumenta ya que deberá ser, al menos, el tipo de interés sin riesgo más una prima de riesgo que de alguna manera compense la menor seguridad de beneficio que se tiene en la inversión en renta variable.
La argumentación contraria también es absolutamente cierta. En la medida en que los tipos de interés estén bajos, la inversión en Bolsa se verá beneficiada porque será más fácil batir a la rentabilidad de los activos sin riesgo, si bien no porque los tipos estén bajos quiere decir que se tenga que invertir en Bolsa en cualquier caso como luego analizaremos).
Si, por ejemplo, tenemos unos tipos de interés en el plazo de un año en el entorno del 3% (circunstancia que ocurrió en España en gran parte del año 99), es claro que batir esa rentabilidad en el plazo de un año en un año de Bolsa medio no ha de resultar especialmente complicado.
No hay que olvidar que cualquier día de Bolsa, incluso aquéllos que se consideran malos de verdad (caídas superiores al 2%), muchos valores presentan revalorizaciones diarias superiores al umbral anteriormente mencionado.
Además, en una situación de tipos de interés especialmente baja, el inversor se puede encontrar en lo que sería su frontera de indiferencia ya que tipos de interés muy bajos que apenas cubren la inflación y los gastos necesarios para la obtención de esos retornos como son el tema fiscal y en el caso de que la inversión se canalice vía fondos, la comisión de gestión, puede no compensar la inversión en renta fija y cualquier inversión en el mercado de renta variable se verá especialmente beneficiada a pesar del riesgo que comporta.
3) Resultados empresariales
El tercer factor por el que los tipos de interés tienen una influencia marcada en la evolución de las acciones, y en consecuencia de los mercados, es el efecto de los mismos en los beneficios empresariales.
La influencia de los tipos de interés en los beneficios empresariales es clara y directa en lo que se refiere a la menor carga financiera asociada a los mismos como consecuencia de los menores tipos de interés y es algo más relativa en lo que respecta a las posibilidades de expansión de una compañía que le proporcionan los bajos costes de financiación.
En este sentido sin embargo hay que apuntar que no todas las empresas tienen deuda neta (hay algunas que tienen posición de tesorería neta como es el caso de FCC o Aldeasa), aunque bien es cierto que contar con algo de endeudamiento es la posición más lógica y usual en el conjunto de las empresas españolas; por lo tanto, no todas las empresas presentan el mismo grado de sensibilidad a un movimiento de los tipos de interés.
Precisamente el ratio de endeudamiento (principal indicador del apalancamiento financiero de la empresa y que normalmente viene definido como la relación entre los recursos propios y los recursos ajenos de una compañía) será el indicador más claro de la sensibilidad de los beneficios de una empresa a un movimiento de los tipos de interés.
4) Propension a Invertir
Otro factor donde la evolución de los tipos de interés puede afectar a los beneficios empresariales es la propensión a invertir.
Con unos tipos de interés bajos se fomenta la inversión empresarial (lo mismo que ocurre con la inversión privada) y puede favorecer los procesos de expansión de las compañías.
No obstante, es importante puntualizar que los procesos de expansión motivados por mayores inversiones no tienen porqué suponer un aumento de los beneficios empresariales; es claro que dependerá en mucha mayor medida del destino que se le dé a esos fondos que al mero hecho de realizar políticas de crecimiento.
Así, las políticas de crecimiento pueden ser muy favorecedoras de un aumento en los resultados empresariales (si se ha invertido bien) pero también pueden provocar una dilución en los beneficios por acción y, en consecuencia, de valor para el accionista, al menos en los primeros años siguientes a la inversión.
En cualquier caso, y volviendo a insistir en la extremada importancia que tienen los tipos de interés en lo que se refiere a la evolución de los mercados, hemos de decir que su influencia en los mismos hay que matizarla en un doble aspecto:
En primer lugar, y como ya se ha comentado anteriormente, los tipos de interés son una variable cuya influencia en las empresas en lo que se refiere a la evolución de los beneficios empresariales no es igual en todas ellas, y en consecuencia en los mercados, por lo que la sensibilidad de los mercados internacionales no va a ser la misma ante un movimiento en los tipos.
Por otro lado, el movimiento de tipos en los mercados desarrollados no es especialmente importante, debido a que normalmente no se producen variaciones muy significativas en los mismos. Por lo tanto, la influencia de los tipos de interés en los mercados, aun siendo importante, se ve muy mitigada en el caso de los mercados desarrollados. Esta circunstancia, por el contrario, sí que es todavía muy relevante en los países emergentes debido a que los movimientos de los tipos son mucho más bruscos y, como consecuencia de ello y de los elevados tipos en términos absolutos, su posibilidad de caída y su consiguiente efecto catalizador en los mercados son mucho más marcados.