El escenario planteado desde fines de febrero, con la invasión de Rusia a Ucrania no ha evolucionado favorablemente en momento alguno, y sí ha empeorado. El ejército ruso sigue avanzando en territorio ucraniano, tomando ciudades, centrales nucleares y puertos, y pese a la resistencia local, militarmente mucho más débil pese al apoyo de Occidente, la ofensiva invasora se va adueñando lentamente de la situación. Durante el fin de semana, la ofensiva contra una ciudad situada apenas a 30 kilómetros de Polonia encendió nuevas alarmas, puesto que si un territorio de la OTAN fuera atacado, podría iniciarse una escalada bélica de terribles consecuencias. Los mercados reaccionan con movimientos erráticos, buscando refugio y huyendo del riesgo.
A esta situación, anómala, inesperada por el momento en que se produce, y absolutamente injusta para una población civil que ve como sus vidas quedan destruidas en minutos, se suma, del otro lado del Atlántico, una inflación insólitamente alta, con pocas chances de ser reducida en el corto plazo.
Precisamente, la Reserva Federal intentará, a partir de una serie de medidas, recortar una inflación récord en 40 años (8% interanual en febrero), y que pondrá en marcha este miércoles, luego de su segunda reunión de política monetaria de 2022. Ya en el último trimestre de 2021, el presidente del banco central, Jerome Powell, anunció el recorte de sus planes de estímulo, que quedarán sin efecto este mes. Lejos estaba aún de anticipar un alza de tipos de interés, que comenzó a aparecer en los titulares sobre fin de año.
Ya a mediados de enero la incógnita dejó de ser si habría o no alza de tasa, sino del tenor del aumento. Todo estaba dado para que el incremento fuera del 0.5%, algo que no sucedió en todo el siglo (además, no hay aumentos desde fines de 2018), pero apareció la guerra, y los planes de la Fed parecieron alterarse, al menos en sus formas.
Powell expresó ante el Congreso días atrás que no vería mal un aumento del 0.25%, con una inflación que el mes pasado estuvo en el 7.5%. El aumento al 8%, en circunstancias normales, debió haber provocado un alza más importante, pero este no es un momento más.
Los mercados parecen descontar el alza de tipos, sea cual fuera el tenor, con un dólar extremadamente fuerte en todos los frentes. El mínimo de 20 meses del euro, de 15 de la libra esterlina, y de nada menos que de 5 años del yen son un fiel reflejo de este clima de temor de los mercados, y de un dólar fuerte por mérito propio, con una economía estadounidense sólida, una tasa de desempleo muy baja, y ahora con la política agresiva de la Fed.
Como se ve, los anuncios del Banco Central Europeo poco pudieron hacer para evitar la baja del euro, pese a que la apertura semanal no fue tan negativa. Esta semana, a posteriori de la reunión de la Fed, tendremos los anuncios del Banco de Inglaterra en materia de política monetaria. Vale decir que este jueves podríamos ver un aumento de tipos por parte del BoE, aunque el impacto en la libra, que ha caído más de 700 puntos desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, puede ser limitado.
Habrá que prestar atención al oro, que otra vez puede apuntar alto esta semana, y al petróleo, que redujo parte de sus ganancias, luego de llegar a máximos de 14 años en los últimos días. Por supuesto, la evolución de la guerra será determinante para ambos activos.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College