Pasó un día más y cada uno deja una cantidad de información, novedades, y ciertamente pocas esperanzas de que el enfrentamiento bélico entre Ucrania y Rusia termine pronto. Más allá de las consecuencias sociales de esta guerra, que son trágicas y amenazan con empeorar, los mercados se mueven en torno a esa información constante que llega desde Europa del Este.
En la víspera, una conversación del presidente de Francia, Emmanuel Macron, con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tiñó de pesimismo a los mercados, demoliendo al euro, y haciendo retroceder a la libra en buena forma. Apenas unas horas después, una nueva ronda de negociaciones entre delegaciones de Ucrania y Rusia, que se encontraron en Bielorrusia, encendieron alguna tenue esperanza, generando un alto el fuego muy frágil, y creando corredores humanitarios.
El petróleo, y en general todas las materias primas, se mueven en forma frenética, con avances y retrocesos de una gran cantidad de dólares en pocos minutos. Los “commodities” mantienen en todos los casos una tendencia alcista absoluta, con escasas chances de que las mismas se reviertan en el corto plazo.
Los mismos factores que perjudican en gran forma la economía de Europa, con el petróleo y el gas natural en máximos multianuales que generan una mayor inflación en un continente que desconocía tal fenómeno desde varias décadas atrás, están beneficiando a las economías latinoamericanas.
El dólar retrocede en Chile y Perú, pese a que en ambos países los complicados procesos electorales de los últimos meses habían llevado al tipo de cambio a máximos históricos. En Colombia, luego de superar los 4100 pesos el primer día hábil de 2022, el dólar cayó más de 300 pesos, en tanto en Brasil el real se revalúa a 5 unidades por dólar, luego de rozar 5.80 a mediados de enero. Hasta en Argentina, el dólar libre retrocede desde los 227 pesos que tocó el mes pasado a 205 pesos de estos días.
A estos países les conviene recordar que el dólar barato se terminará apenas la guerra comience a amainar en su efecto dañino actual, más allá de que las sanciones económicas impuestas por Occidente contra Rusia probablemente se mantendrán durante un buen tiempo.
Extrañamente, el oro, típico activo de refugio, se mantiene al margen de esta contienda. Luego de llegar a 1974.00 dólares el jueves pasado, ante el inicio de la invasión rusa, la onza se mostró apática, con alzas y bajas muy violentas, pero dentro de rangos de precios familiares. Algo similar sucede con el yen. Ambos activos parecen por momentos prepararse para crecer con fuerza, pero detienen sus impulsos rápidamente.
En medio de este panorama incierto y difícil de descifrar, el último día hábil de esta turbulenta semana tiene en su agenda la cifra de nóminas de empleo no agrícolas de febrero. El mercado laboral se encuentra sólido, muy robusto, tal como lo describió Jerome Powell en su presentación ante el Congreso, justificando un alza de tipos que los mercados descuentan para este mismo mes.
Se espera que el mes pasado se hayan creado unos 407 mil nuevos puestos de trabajo, con una tasa de desocupación que podría regresar al 3.9%, después de subir levemente en enero al 4%.
Como cada viernes, y ante un conflicto armado como el que se vive, nos permitimos sugerir lo que siempre decimos: no dejar posiciones en contra del oro, ni del yen. El resto de las posiciones, si la cuenta tiene un margen comprometido, es conveniente cubrirlas; recuerde que si hay gaps, los límites y los stop loss se ejecutan en el primer precio que encuentra la plataforma. Por ello, contra la sugerencia de costumbre, si hay margen suficiente, no coloque stop loss, y ante un gap, evite su ejecución, siendo que habitualmente, luego de un gap importante, se produce un retroceso.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College