La incertidumbre y los cambios de humor se han convertido en constantes en los mercados financieros en estos días. La expansión de la variante ómicron del coronavirus, que se ha ensañado con el invierno europeo, mantiene en vilo a los operadores, que observan como los bancos centrales restringen fondos para combatir la inflación que ellos mismos han generado, mientras se avecina una recesión que, se espera, al menos no sea tan larga como la que provocó el inicio de la pandemia.
Las acciones de los bancos centrales, tardías y fuera de forma, llegan en momentos poco apropiados. La recesión con inflación (el temido fenómeno denominado “estanflación” por quienes adoran crear neologismos) no tardará en llegar. El combate a la inflación con aumentos de tasa de interés que, además, son en el mejor de los casos simbólicos, puede tardar años en surtir algún efecto. Y la reducción a cero de los planes de estímulo solo provocará mayor inquietud en la economía. Esto, por supuesto, cuenta tanto para la Eurozona, como para Reino Unido, para Estados Unidos, donde la Fed descubrió de repente, unos 8 meses después de que era obvio, que la inflación no sería algo transitorio.
Con semejante contexto, es normal ver lo que se ve en la bolsa de Nueva York, y en las divisas principales. Wall Street va cambiando de ánimo, y los precios se mueven alocadamente en ambas direcciones, con algunos papeles que se recuperan, y otros que se desploman, sin demasiadas noticias de fondo que motiven dichos movimientos.
El dólar se mueve de la misma manera. Amaga por momentos enviar al euro a mínimos del año justo a fin de año, lo cual sería una señal sumamente negativa para la moneda única, y por horas parece ceder posiciones sin más. Es claro que la franja que separa al euro de una caída más importante de una recuperación sustentable es muy fina, de no más de 2 centavos. Debajo de 1.1200, quienes tengan euros deberían preocuparse. Por encima de 1.1400, respirarán aliviados.
Con la libra esterlina sucede algo similar. Mientras parece que la zona de 1.3000 es el próximo objetivo, en minutos la libra recupera 100 puntos, sin dilaciones. El Banco de Inglaterra le dio una mano con el alza de tipos, que si bien no tiene efecto práctico, al menos muestra una cierta preocupación por la inflación. Aunque en Londres el problema ahora es ver como se sale de los casi 100.000 contagios diarios, con la menor cantidad de víctimas posible, y sin afectar aún más la economía británica.
El yen se debate entre ir a buscar 114.30 y crecer a 112.00. De las tres monedas principales, parece ser la que tiene un destino más claro a la baja, y sobre 114.30, el par USD/JPY podría acercarse a 115.00 sin dificultades.
El oro volvió a su nebulosa sin salida de las últimas semanas, y el petróleo trata de no perder pisada a los 70 dólares por barril WTI. Nada nuevo por ese lado.
Desde las noticias, tampoco. Se acerca la Navidad, la probabilidad del rally de acciones, que se veía algo más viable la semana anterior, se va diluyendo a medida que la pandemia acapara la atención y la preocupación de todos. Son semanas complicadas por este motivo, y sobre todo por lo que vendrá después, si las nuevas restricciones se alargan en el tiempo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College