Las cifras conocidas hasta el momento en Estados Unidos dejan pocas dudas acerca de que es lo que debe hacer la Fed en su próxima reunión de política monetaria, prevista para los primeros días de noviembre. El banco central deberá, en lo que queda del año, comenzar a recortar parte de los 120 mil millones de dólares que inyecta mensualmente en la economía.
Los argumentos de la Fed cambiaron, pero las condiciones son las mismas. Podríamos decir incluso que no son mejores que cuando el Sr. Powell, presidente de la entidad, y el Comité que el funcionario preside defendían la actual política de dólares fáciles. El empleo crece más lentamente, y la inflación volvió al 5.4% interanual, mientras las ventas minoristas crecen, pero a paso tranquilo.
Sin embargo, el argumento de mantener esta política se derrumba a si mismo, considerando que la inflación mencionada se encuentra en niveles poco soportables para la población. Los mercados toman debida nota de lo que viene, y estiran sus ganancias postreras, sabiendo que indefectiblemente se verán con menos liquidez, lo cual resentirá la rentabilidad de los papeles líderes. El divorcio entre mercados y economía vuelve a aparecer, nítido, y será más claro aún en los próximos meses, como sucedió desde fines de marzo de 2020.
El mercado de divisas es ampliamente dominado por el dólar. El euro intenta una y otra vez escaparle a los mínimos del año, pero choca con la fuerza del billete. El yen llegó nuevamente a máximos de dos años y medio, aunque su caída no resulta del todo confiable. La impresión que da el yen, a priori, es que algún dato que le cambie el humor a los mercados -de esos datos que a veces ni siquiera están en los calendarios, pero que luego son explicados como clave, con los movimientos ya hechos- podría provocar un cambio de tendencia en la moneda nipona, algo que también sucedió en el inicio de la pandemia, aunque antes de la recuperación total de la bolsa de Nueva York.
La libra esterlina, en cambio, inicia la semana con otro tono. La alta inflación en Reino Unido encendió algunas alarmas por la tasa de interés, cuyo aumento aún no está en discusión, pero que puede estarlo en el primer trimestre de 2022. La libra tiene argumentos como para soportar una nueva embestida del dólar, salvo que caiga de 1.3500, en cuyo caso la zona de 1.3000 aparecerá nuevamente en el horizonte.
El que no da tregua es el petróleo. Los futuros del WTI se acomodan sobre los 80 dólares, y si bien dan muestra de agotamiento, todavía no dan señales de cambio de tendencia. De esta forma, se fortalecen también el peso mexicano y el dólar canadiense.
Esta semana se conocerán los datos de manufacturas de Alemania y la Eurozona, que podrían sacudir al euro, aunque no con la fuerza con que lo hacían años atrás. La ausencia de datos clave en Estados Unidos hará que los mercados vuelvan a situar su atención en la apertura de Wall Street, a las 9:30 del este, que es cuando, día a día, se definen las tendencias del día.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
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