Las criptomonedas han sido discutidas y debatidas durante mucho tiempo, pero la excepcional coyuntura de la pandemia por Covid-19 les ha permitido afianzarse como una herramienta financiera accesible y útil. Los criptoactivos digitales han mostrado un gran potencial para incentivar el crecimiento social y económico en todo el mundo, al ofrecer un acceso más fácil al capital y a los servicios financieros.
Las criptomonedas tienen una calidad altamente utilitaria, pero también disruptiva, que ha comenzado a interferir lenta pero constantemente con la forma en que funciona el sistema financiero tradicional. Más de un tercio de la población mundial no tiene acceso a servicios bancarios básicos que puedan ayudarlos en caso de una crisis financiera personal (entiéndase préstamos, cuentas corrientes, tarjetas de crédito y la lista puede continuar). Estas personas, que en la mayoría de los casos ya se encuentran en desventaja financiera, suelen recurrir a prácticas alternativas que ofrece el mercado.
Allí es donde entran las criptomonedas con su alta volatilidad y facilidad de uso, al tomar como ejemplo a Ethereum se detalla que uno de sus beneficios es estar completamente descentralizada, por lo que se puede comercializar libremente a través de las fronteras. Evidentemente, el uso de la tecnología facilita esta inclusión financiera que dejará a todos más conectados, empoderados y habilitados financieramente.
Sin ninguna duda, ya existe toda una industria construida alrededor de las criptomonedas, y está en manos de las instituciones el rol de supervisar todos los intercambios de monedas digitales que tienen lugar en todo el mundo. Al evaluar la tasa a la que está creciendo la industria de las criptomonedas, se destaca el alza de precio del Bitcoin siendo la criptomoneda más representativa y permitiendo que tanto personas como empresas se desarrollen y prosperen en consecuencia. La economía mundial está cambiando de manera progresiva para adaptarse a estas necesidades y las criptomonedas tienen un gran potencial para satisfacerlas.
Costos de transacción
Debido a que las criptomonedas y la tecnología blockchain no requieren de un espacio físico real para existir, los costos asociados con su transacción son mínimos. Ello, a su vez, alienta a más y más personas a confiar en estas nuevas herramientas financieras y comenzar a operar comercialmente, lo que permite que la economía global esté más entrelazada.
En el mismo orden, las transacciones suelen estar automatizadas y digitalizadas, por ende todas estas se rastrean en un libro mayor distribuido. La mejor parte es que éste no puede ser manipulado ni por personas ni por empresas, lo que disminuye en gran medida el riesgo de fraude y corrupción. Esto significa que todos los países tienen posibilidades reales de entrar en el juego de las transacciones financieras e impulsar su propia economía en aras de mejorar sus perspectivas sociales.
Más poder para los emprendedores
Nunca ha existido mayor descentralización para hacer negocios que ahora, en el sentido de que la tecnología y las innovaciones financieras pueden ayudar a los empresarios a recibir pagos en múltiples divisas. La velocidad a la que las criptomonedas están tomando el control, es un claro indicador de que las instituciones financieras tradicionales ya no pueden mantenerse tan bien y que están surgiendo otras necesidades financieras que deben abordarse. Del mismo modo, el mundo se enfrenta a una creciente necesidad de derribar fronteras, en busca de una verdadera inclusión social.
Solo será cuestión de tiempo hasta que las criptomonedas encuentren definitivamente un lugar en la dinámica económica/social de los países, dándole peso al crecimiento económico. Millones de personas tendrán la oportunidad de invertir, enviar remesas a bajo costo, ahorrar dinero y comenzar un nuevo negocio gracias a las increíbles posibilidades que brindan las criptomonedas.