Aunque no existen precedentes este siglo de ayudas semejantes a las pactadas por dos de los bancos centrales más influyentes del mundo, el Banco Central Europeo y la Reserva Federal (BCE y FED respectivamente), desde el organismo dirigido por Lagarde ya avisan de que estas podrían ser insuficientes aunque sumen un monto total de tres cuartos de billón de euros.
Pero estos estímulos no sólo tienen una repercusión en el corto plazo en los sectores beneficiados por la lluvia de millones, también afectan necesariamente a la inflación -esa misma inflación que el BCE lucha por mantener alrededor del dos por ciento logrando así una estabilidad de los precios– y de paso a la pugna que mantiene el euro con el dólar en el mercado del forex.
EUR/USD. Dos monedas al albur del coronavirus
El par más negociado del forex y uno de los más populares del trading de forex -popular sí, pero no exento del riesgo que implica operar apalancado-, sirve también como indicador de cómo están influyendo las políticas adoptadas por los bancos centrales de los cuales dependen -aunque también influyen multitud de otros factores, como los datos de empleo, la balanza comercial y un largo etcétera-, los cuales en este caso parecen haber apostado por la misma política de olvidar toda ortodoxia y lanzar ambiciosos programas de rescate, en parte a fondo perdido, pero en parte también condicionados.
Sin ir más lejos, y atendiendo a los datos proporcionados por la propia página de la Comisión Europea, más del cincuenta por ciento de las ayudas deberán centrarse en investigación e innovación, así como en la transición climática y digital. Un buen porcentaje de las ayudas irán a parar al Mecanismo de recuperación y resiliencia cuyo objetivo declarado es el de mitigar el golpe provocado por la pandemia y ayudar a mejorar la capacidad de las economías de la eurozona para no perder el tren de la transformación digital y ecológica.
Por su parte la nueva administración Biden no va a quedarse atrás, y superando la mejor tradición socialdemócrata europea y apelando al espíritu de la administración Roosevelt, EEUU va a desplegar toda la artillería, concretamente 1,9 billones de dólares adicionales, que llegarán en parte directamente a los ciudadanos estadounidenses en forma de cheque por valor de 1.400 dólares primero y como bono de 300 dólares semanales adicionales para aquellos estadounidenses que cobren algún tipo de prestación del desempleo. Además de una batería de deducciones fiscales a pymes y familias y tipos de interés cero por lo menos hasta el 2023. Todo ello se ha conjurado para que los datos de crecimiento de los EEUU sean en estos momentos mejores que los europeos, aunque el par euro dólar cotiza a 1,19 en estos momentos.
Perspectivas para el 2021
El último informe del FMI parece indicar que EEUU va a crecer al mayor ritmo de los últimos treinta y siete años -aunque también es necesario tener en cuenta que probablemente haya sufrido su mayor retroceso desde el Crack del 29- y su crecimiento para el 2021 hará que la economía estadounidense termine el año siendo mayor de lo que era al comienzo de la pandemia, algo de lo que pocas otras grandes economías podrán presumir, con la excepción de China, por supuesto, ya que el gigante asiático ya terminó el 2020 creciendo. En concreto el organismo supranacional estima que EEUU crecerá el 6,4 por ciento el presente ejercicio.
Para la eurozona el FMI espera un crecimiento del 4,2 por ciento este año y del 3,6 por ciento para el próximo año, con lo que la Unión Europea no podrá presumir de volver a la senda alcista plenamente, al menos en el corto espacio de tiempo.
¿Impuesto mundial a los ricos?
Por último, y a pesar de que las perspectivas de recuperación han mejorado a ambos lados del Atlántico, el FMI ha puesto sobre la mesa una sorprendente propuesta adicional, un impuesto temporal a las grandes fortunas con el que en teoría los estados podrían pagar gastos adicionales provocados por las necesidades sanitarias y de gasto en políticas de protección social, como por ejemplo el seguro de desempleo, una propuesta a priori atractiva para aquella parte de la sociedad “no rica”, pero que dependiendo de lo que cada estado entiende por riqueza puede aumentar aún más y de forma indefinida la carga fiscal al grueso de la clase media.