Si bien aún no se ha manifestado siquiera a los valores mínimos esperados por la Reserva Federal, distintos medios financieros publicaron, durante el fin de semana, una gran cantidad de artículos sobre la inflación que viene en Estados Unidos.
El presidente del banco central, Jerome Powell, insiste en que hay que ver para creer en esta materia. El funcionario deja saber que si con todas las medidas tomadas en los últimos años la inflación apenas se acercó al 2%, no hay motivo para pensar en que va a superar dicho guarismo, como él mismo desea (aunque no mucho más arriba) en el corto plazo.
Claro que la situación es distinta a la de años atrás. Los estadounidenses comienzan de a poco a salir de su letargo de un año ante el avance de los planes de vacunación, acelerados por el presidente Biden, y hay motivos serios para pensar en que el dinero acumulado por los hogares se volcará pronto al consumo. Si a ello se suma la histórica inyección de 1.9 billones de dólares, que en diversos formatos se irá acoplando al circuito, la actitud despreocupada de Powell cambiará en pocos meses.
Basta con analizar el costo de los alimentos tanto en el hogar como fuera de él en los últimos meses. Cuando aún faltan 3 meses para que se conozcan las mediciones que excluyan marzo, abril y mayo de 2020, el resultado de los últimos 12 meses se encuentra en el 3.6%, en tanto la energía creció el 2.4%, contemplando meses como abril de 2020, cuando el petróleo sufrió una depreciación mayor al 20%.
Los mercados temen este rebrote inflacionario, que indudablemente obligará a la Fed a tomar medidas, y así como los rendimientos de los Bonos del Tesoro se ubican en máximos de un año, la bolsa de Nueva York comienza a dar algunos signos de agotamiento en su interminable rally.
El dólar, en tanto, se mantiene estable, tal como lo estuvo en el cierre semanal, aunque sus signos de fortaleza del jueves y parte del viernes comienzan a flaquear. Lo conveniente en casos como este es analizar el mercado en plazos muy cortos, dado que los pares principales de divisas no presentan una secuencia clara para identificar tendencias de más de 24 horas.
El euro, la libra esterlina, el yen, entre otras monedas líderes, no se dan por vencidas, y es probable que se vean fortalecidas nuevamente durante los próximos días. En parte, ello dependerá de los discursos de los banqueros centrales, que irán apareciendo durante la semana en diversos eventos, pero ya sin la presión de las reuniones de política monetaria.
A la vez, los jefes de Estado europeos se reunirán el viernes para analizar como fortalecer el papel del euro en el contexto internacional. Por si les sirve una sugerencia, convendrá ser algo más dinámicos a la hora de tomar decisiones. Las monedas no se aprecian o deprecian solo por su demanda y oferta y por su nivel de emisión (si fuera por esto último, el dólar no valdría nada, ya que nadie sabe cuantos dólares circulan por el mundo), sino también por la confianza de las instituciones que están detrás de ellas. Es innegable que en este sentido Europa es modelo a seguir por la mayoría de los países, aunque la lentitud de movimientos, y los diversos conflictos políticos que aparecen van en contra de su posible hegemonía. Mucho más aún si se considera que en septiembre próximo, el nervio motor ya no del euro, sino de la Unión Europea en la última década y media, Angela Merkel, se retira de la política.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College