Intel, el mayor fabricante de chips del mundo, ha experimentado un cambio notable este año. A medida que los inversores se apresuran a comprar las acciones que creen que ofrecerán un gran valor durante la recuperación económica, Intel se ha convertido en uno de los cinco principales ganadores del Dow Jones de Industriales.
La impresionante actuación del fabricante de chips tiene lugar tras un terrible 2020 durante el que sus acciones cayeron alrededor de un 20%, al no participar en el potente repunte que impulsó fuertemente los valores de muchas acciones de fabricantes de chips. Fue un período en el que la compañía con sede en California perdió su atractivo de inversión mientras los competidores más pequeños ganaban terreno y sus fábricas no lograban sacar al mercado los chips más recientes y más rápidos.
Estos constantes contratiempos se consideran por parte de algunos una señal de que la estrategia de 50 años de la compañía, que había consistido en diseñar y fabricar sus propios semiconductores, ya no funciona.
Sus competidores, incluyendo Advanced Micro Devices y NVIDIA, diseñan chips que son construidos por empresas extranjeras, principalmente Taiwan Semiconductor Manufacturing.
Entonces, ¿qué ha cambiado este año que está llevando a los inversores a apostar por este maltrecho gigante?
Antes de discutir las propias previsiones de crecimiento de Intel, es importante tener en cuenta que la rotación a escala global hacia las acciones de valor en detrimento de las de crecimiento tiene un gran papel aquí.
Los inversores están comprando acciones, como las de Intel, Exxon Mobil y Walgreens Boots Alliance, ya que el aumento del rendimiento de los bonos es señal de que la economía estadounidense está ganando fuelle, abaratando las acciones cíclicas, ya que se consideran más expuestas a la recuperación económica y, por lo tanto, más atractivas.
Las acciones de Intel cerraron el jueves en 63,72 dólares, una caída del 3% en el conjunto de la jornada.
Rendimiento desigual
En cuanto al rendimiento de las ganancias de Intel en los últimos trimestres, está bastante claro que a la compañía le está contando traer al mercado los chips más novedosos y rápidos. Mientras que los ingresos aumentaron un 8% en el último año fiscal, aumentaron sólo un 1,6% en 2019. Se prevé que las ventas disminuyan un 10% en este año fiscal.
A pesar de la presión externa para externalizar la fabricación de chips, el nuevo director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger, dijo en enero que la compañía planea seguir con su modelo de fabricación de dispositivos integrados y seguirá construyendo la mayoría de los chips de la compañía internamente.
«Trabajamos para cerrar cualquier brecha con fundiciones externas, así como para mantenernos a la vanguardia», explicaba Gelsinger en la última teleconferencia de presentación de resultados.
«Y claramente, no sólo estamos interesados en cerrar brechas. Estamos interesados en retomar esa posición del líder indiscutible en la tecnología de procesos».
Algunos analistas encuentran la lógica en este enfoque y se han vuelto alcistas en las previsiones de crecimiento de Intel para este año. Quinn Bolton, analista de Needham, es uno de ellos. Esto es lo que ha dicho en una nota reciente:
«Con la incorporación del nuevo director ejecutivo, Pat Gelsinger, creemos que Intel será capaz de identificar debilidades en la hoja de ruta de su procesador y restablecer su liderazgo en cuanto a rendimiento de procesadores. Creemos que Intel subcontratará parte de la fabricación avanzadas a TSMC, reduciendo así su intensidad de capital, mejorando el flujo de caja libre y mejorando los beneficios de los accionistas».
Harlan Sur, analista de JP Morgan, que reiteró una calificación de compra sobre Intel en enero, con un precio objetivo de 70 dólares por acción, cree que la trayectoria de Gelsinger en VMware, y su papel determinante como director de tecnología de Intel proporcionan los antecedentes adecuados para conducir a la compañía a través de lo que podría decirse que es uno de los períodos más difíciles de la existencia de la compañía.
En conclusión
Para los inversores a largo plazo que quieren aprovechar el debilitamiento de las acciones de Intel, el mejor momento para hacer esa operación ya ha pasado. Las acciones de Intel han subido más de un 30% este año en el comercio de rotación, la visión alcista de los analistas sobre el cambio de gestión y la fuerte demanda de sus productos de alto perfil, incluyendo sus procesadores más avanzados para centros de datos. Ese importante repunte, en nuestra opinión, ya ha concluido y es mejor que los inversores esperen una señal clara de un cambio de rumbo.
Haris Anwar/Investing.com
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