El Ibex35 desde los mínimos del pasado mes de marzo está realizando un doble movimiento reconstructivo con una amplia fase de ajuste entre medias, entre junio y finales de octubre del pasado año desde los 7.795 a los 6.330 puntos.
Estas últimas semanas la presión alcista ha logrado superar el entorno resistivo que suponía el techo del movimiento lateral consolidativo que definía en los últimos meses, por lo que la puerta está abierta para una mayor recuperación. Cabe destacar también como argumento de continuidad alcista, que el movimiento originado a finales de octubre ha superado ya la amplitud del primer tramo entre los 5.800 y los 7.995 puntos, signo de fortaleza relativa. Por encima aún aparece como resistencia el techo del canal ascendente que define desde mínimos, lo que podría provocar ciertas dificultades, pero esperamos al menos en próximas sesiones subidas hacia los 9.080 puntos. Este escenario se vería reforzado si el Eurostoxx 50, la principal referencia europea, logra superar los máximos precovid-crash, los 3.867 puntos.
Subidas hacia los 9.080 puntos encajarían con subidas del Eurostoxx 50 hacia los 4.095 puntos, un 5-6% de subida adicional. En el mejor de los casos podríamos ver subidas hacia los 9.420 puntos, un 9% de subida desde los niveles de cierre de ayer. Más allá de eso vemos complicado que pueda seguir ascendiendo sin corregir parte de todo el movimiento originado desde los 5.800 puntos.
En un gráfico horario podemos ver como el selectivo español define un canal ascendente, del mismo modo que lo hace el Dax, aunque con menor pendiente, y mientras no pierda su base, no habrá debilidad que evidencie agotamiento comprador, aunque ya sería ciertamente preocupante que perdiera los 8.500 puntos. Lo que en ningún caso sería admisible en un contexto de fortaleza es que perdiera los mínimos de la pasada semana los 8.307 puntos.
Con todo, los alcistas siguen al mando, con razón o sin ella. A pesar de las importantes resistencias a las que se enfrentan los principales índices de referencia europeos y el vértigo que provoca Wall Street, eventuales consolidaciones serán probablemente para seguir ascendiendo a corto plazo, si bien ya no es momento para la complacencia ni para aumentar exposición a renta variable de forma significativa. Siempre hay títulos que llevan su propio ritmo, pero es momento de ser cautos, máxime cuando concluya el vencimiento trimestral de derivados esta semana.
A plazos largos ya es otro cantar. Para hablar mínimamente de fortaleza tendría que superar en primer lugar los citados 9.420 puntos, y posteriormente los niveles precovid-crash, los 10.100 puntos, lo que invita en mayor medida a la prudencia operativa. Si atendemos a su versión con dividendos, sí se encuentra en disposición de retomar la subida libre absoluta sobre los 29.400 puntos, a un 13% de distancia, pero para ello, mucho me temo que tendrá que esperar. Vemos muy complicado que supere en próximas semanas ese entorno resistivo tan importante sin corregir de forma significativa. No obstante, si sigue avanzando y posteriormente vemos una aproximación al entorno de los 24.000/23.000 puntos, entendemos que estaríamos ante una gran oportunidad para buscar ventanas de entrada en renta variable española.
Carlos Almarza
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