Las fluctuaciones en el mercado de valores son tan contagiosas como las emociones en las redes sociales. Por lo tanto, es discutible que las publicaciones sobre acciones tanto en Twitter como en Facebook sean un precursor natural en la variación de su precio en el mercado. Esto sugiere que las publicaciones de actores relevantes en el mercado pueden tener un efecto dominó ya sea positivo o negativo, al momento de ser emitidas.
En la actualidad, es muy probable que mientras algunas personas influyentes publiquen positivamente sobre una acción, más posibilidades habrá de que otras personas en sus redes sociales también publiquen positivamente sobre la misma acción, o al menos se sientan con más confianza sobre su comportamiento en sí. Anteriormente, la única información sobre los sentimientos de los inversores con respecto a una determinada acción consistía en ver su desempeño en el mercado. Al entrar las redes sociales en el juego, ahora se puede ver cómo se sienten las personas con respecto a una determinada acción a través de publicaciones antes de que esos sentimientos impacten su precio en el mercado.
Desde la Agencia de marketing digital se sabe que nadie ha podido descifrar el código para predecir el comportamiento del mercado de valores. Ciertamente, existen muchos métodos matemáticos y estadísticos que pretenden inferir el comportamiento del mercado. Pero al final del día, estos modelos se quedan cortos de la misma manera que lo hacemos los humanos: no pueden predecir el futuro. Y es que en el mundo de la inversión financiera, el tiempo lo es todo. En el pasado, la toma de decisiones exitosa se basaba en el conocimiento obtenido de los medios tradicionales (publicaciones comerciales y conexiones personales). Sin embargo, con el auge de las redes sociales, ahora existe una forma más rápida y eficiente de recopilar datos para influir en los juicios de los inversores.
En la actualidad es ampliamente aceptado que Twitter se ha convertido en la fuente de noticias más inmediata y actualizada del planeta. Las historias a menudo aparecen en la plataforma horas antes de que las principales corporaciones de noticias las mencionen, y es algo que los inversores astutos han comenzado a monetizar. Ahora bien, los datos emocionales extraídos de las redes sociales se pueden utilizar de diversas formas para la vigilancia del mercado. De hecho, la detección de comentarios falsos, engañosos o exagerados en las redes sociales que son seguidos o liderados por una evolución notable del precio de las acciones suelen ser un objetivo a seguir para deducir el comportamiento del mercado. Es por ello que el análisis de las redes sociales y otras fuentes de datos alternativas se han vuelto cada vez más importante.
Este tipo de datos se obtienen a través de algoritmos completos y sofisticados, que incluso detectan el spam que los usuarios pudieran difundir en las redes sociales como información falsa o engañosa. Sin ninguna duda, en el mercado bursátil hay un enfoque más avanzado que analiza las relaciones entre los inversores y sus interacciones (me gusta, menciones o retuits), para calcular el impacto de cada mensaje con respecto al precio de las acciones y la confianza de los inversores sobre estas últimas.