El mayor operador de telecomunicaciones de Estados Unidos, AT&T, tiene a sus inversores en vilo en cuanto a su futuro. Siguiendo la estrategia de adquisición cargada de deuda de la compañía con sede en Dallas, Texas, de la última década, la compañía está luchando para encontrar su lugar en el mundo postpandemia donde se enfrenta a una serie de amenazas competitivas.
El negocio de redes inalámbricas de AT&T ha caído al tercer puesto este año, tras la adquisición de Sprint Corp por parte de T-Mobile. La compañía acababa de lanzar HBO Max, su intento de competir en un mundo que se está moviendo rápidamente hacia el modelo de video en streaming, pero ese campo de batalla se ha vuelto más competitivo tras el enorme éxito de las ofertas de streaming de Walt Disney Company.
Mientras aumenta la competencia en los segmentos de servicios móviles y entretenimiento, AT&T va adquiriendo una enorme carga de deuda junto con activos que están perdiendo su valor. El Wall Street Journal informó la semana pasada de que el gigante de las telecomunicaciones y los medios de comunicación ha recibido ofertas para su unidad DirecTV, valorando el servicio de televisión por satélite en más de 15.000 millones de dólares, incluida la deuda. Comparemos esto con la compra de DirecTV en 2015 por unos 49.000 o 66.000 millones de dólares, incluyendo deuda.
Estos problemas, tanto estructurales como cíclicos, están castigando a quienes compraron acciones de AT&T. Sus acciones han ofrecido un actuación tremendamente deficiente los últimos cinco años, dejándose un 15% sólo durante los últimos 12 meses.
Para los inversores que les gusta el gran rendimiento de dividendos del 7% de la compañía, es difícil decidir si éste es el momento adecuado para comprar estas acciones, especialmente cuando sus negocios están sometidos a una gran presión y el futuro es incierto.
Algunos signos de cambio
Este año, AT&T ha visto reducirse sus ingresos a medida que la pandemia perjudica las ventas tanto en sus departamentos de redes inalámbricas como de publicidad. Las ventas cayeron un 9% y un 5% en el segundo trimestre y el tercer trimestre de 2020, respectivamente, pues los Warner Media de la compañía sufrieron debido a la ausencia de estrenos de cine y la disminución de los beneficios de videojuegos y otras fuentes de ingresos.
A pesar de este panorama sombrío, hay algunos indicios de que los esfuerzos de respuesta de la compañía están ganando fuelle como parte de un acuerdo entre la compañía y un inversor activista, Elliott Management Corp., un fondo de cobertura con una participación de 3.200 millones de dólares en la compañía.
Los esfuerzos de la compañía para deshacerse de su unidad DirecTV, que está generando pérdidas, son parte del plan de reestructuración que está impulsando Elliott. El negocio de la televisión de pago ha perdido millones de suscriptores en los últimos años a medida que los espectadores cambian a los servicios de entretenimiento bajo demanda como Netflix. Las pérdidas de la televisión de pago de AT&T han superado con creces los descensos de sus rivales como Comcast y Dish Network.
El nuevo director ejecutivo de AT&T, John Stankey, está dispuesto a eliminar cualquier negocio que distraiga la atención de las unidades principales de telefonía móvil, banda ancha y streaming de video de la compañía de Dallas, según el Wall Street Journal.
«Todavía tenemos oportunidades de hacer algunas cosas en torno a la restructuración de nuestra cartera», dijo Stankey en una conferencia de inversores del Grupo UBS la semana pasada.
«Seguiremos obligándonos a estudiar esas decisiones difíciles».
En octubre, AT&T vendió sus participaciones en Central European Media Enterprises por 1.100 millones de dólares, además de una venta de edificios de oficinas y su participación en el servicio de streaming Hulu de Disney. También obtuvo casi 2.000 millones de dólares de la venta de su negocio telefónico de Puerto Rico a principios de este mes.
Estas transacciones ayudarán a Stankey a pagar deudas y reducir los costes anuales de 6.000 millones de dólares, en parte mediante la reducción de miles de puestos de trabajo. Pero la gran pregunta es cuánto tiempo tardará el gigante en recortar su base de activos y poner a la compañía de nuevo camino de un crecimiento sostenido, especialmente en el lucrativo negocio del streaming en el que AT&T se está iniciando.
En conclusión
A pesar del satisfactorio rendimiento de AT&T y su positiva trayectoria en el pago de dividendos, los inversores deberían tener cuidado a la hora de operar con estas acciones. El lanzamiento del servicio de streaming de la compañía, HBO Max, este año no logró generar la emoción que Disney+ logró hace un año.
Con un gran nivel de carga de deuda y un panorama altamente competitivo en el ámbito del streaming, las acciones de AT&T siguen siendo vulnerables. Los inversores reacios al riesgo deberían evitarlas… al menos por ahora.
Haris Anwar/Investing.com
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