Los pagos recurrentes dentro de los más de 30 países que componen la zona SEPA (Single Euro Payments Area) o, de una forma más concreta, la domiciliación bancaria SEPA suman cada día más adeptos frente a la considerable reducción del número de personas que tiene que acudir periódicamente a su entidad bancaria para abonar sus facturas.
Vivimos en un mundo digitalizado. El comercio no se ha quedado atrás, y en la actualidad los consumidores se mueven más dentro de las nuevas tecnologías que por métodos tradicionales. Ni siquiera el consumo de televisión se ha mantenido, ya que ahora contamos con las plataformas digitales, que nos permiten ver lo que queremos cuando queremos, y cuyo pago, por ejemplo, supone un pago recurrente. Por tanto, si el ecommerce está ahora al alcance de todos, las formas de pago también debían actualizarse para poder adaptarse a esta nueva realidad en el estilo de consumo.
Dentro de la zona SEPA, donde podemos utilizar una única cuenta y no existen las barreras por pagos internacionales, nos encontramos con la posibilidad de recurrir a varias formas de pago diferentes: la transferencia bancaria, la tarjeta de crédito/débito, la tarjeta automática o auto pago, la plataforma Paypal y la domiciliación SEPA.
La domiciliación SEPA: ventajas para las empresas
Las dos principales ventajas que ofrece este método para las empresas son, por una parte, que es la entidad quien inicia los cobros una vez que está en posesión de los mandatos de los clientes; por otra, que los pagos se realizan directamente de banco a banco, con una comunicación directa, sin necesidad de recurrir a la utilización de las redes de tarjetas.
Este sistema utiliza siempre como moneda el euro, y, en caso de realizarse un pago en una moneda diferente, las entidades del beneficiario y del cliente serían las responsables de hacerse cargo del cambio de divisa. Además, siempre que entre dentro de un plazo de 13 meses como máximo, puede realizarse una reclamación si se ha hecho un pago SEPA erróneo o que no estaba autorizado previamente.
Existen, dependiendo del cliente, dos modalidades de domiciliación SEPA. Por un lado, está el sistema básico o Core, y por otro, el sistema B2B.
Este sistema B2B sirve únicamente para realizar cobros de domiciliación bancaria a otras empresas. Mientras que el primer esquema, el básico, es obligatorio para todos los bancos de los países que forman la Eurozona, el segundo no lo es, por lo que podemos encontrar entidades que lo hayan incluido entre su oferta y otras que no dispongan de él.
Son las empresas quienes, en base a un estudio de sus clientes, de sus protecciones de reclamación de indemnización y de sus plazos, deben escoger el modelo que más se adapte a sus necesidades. Por ejemplo, si sus clientes son solamente empresas, y no particulares o microempresas, quizá les interese el B2B, mientras que si tratan con clientes particulares este esquema ni siquiera supondría una opción.
Otros tipos de pagos recurrentes
Los pagos recurrentes no se reducen únicamente a la domiciliación SEPA. De hecho, el más utilizado por los españoles es el pago recurrente con tarjeta, aunque también se ha popularizado el pago a través de billeteras electrónicas o virtuales.
En definitiva, el pago recurrente ha introducido muchas ventajas; entre las empresas, la posibilidad de fidelizar a los clientes y limitar el riesgo de impago, pero también entre los clientes, que ya no tienen que pensar en deudas, preocuparse por tener cargos por pagos atrasados y que pueden darse de baja en cualquier momento.