La reducción de los riesgos de la guerra comercial derivada de una presidencia de Biden daría un mayor impulso a los fabricantes de automóviles europeos. Las energías renovables y las acciones de tecnología verde también están en la lista debido al llamamiento de Biden para una industria eléctrica 100% libre de carbono para los próximos años. Sin embargo, un cambio en la Casa Blanca no sería favorable para todas las acciones europeas, especialmente las empresas de hardware, en riesgo por los posibles impuestos corporativos más elevados bajo una administración de Biden, ya que estas últimas obtienen el 29% de los ingresos de EE.UU.
Una reelección de Trump significaría una extensión del status quo. El riesgo de impuestos corporativos más altos sería eliminado de la mesa, beneficiando potencialmente a sectores europeos como el tabaco y las empresas de alimentos empaquetados que tienen una amplia exposición a la economía estadounidense. Una victoria republicana también sería beneficiosa para las empresas tradicionales de energía y de combustibles fósiles.
Un control demócrata probablemente significaría más estímulo y un mayor énfasis en las políticas para abordar el cambio climático, la atención de la salud y la industria financiera. Esto pone el foco de atención en las empresas de tecnología limpia y en el sector de la salud. Saldrían ganando Sunnova Energy International y SunPower, así como las biotecnológicas Blueprint Medicines, ChemoCentryx, CymaBay Therapeutics y NGM Biopharmaceuticals. Otras serían Delta Air Lines, United Airlines, UPS, FedEx RingCentral. Un gobierno dividido, con Biden en la Casa Blanca y un Senado controlado por los republicanos, sin embargo, probablemente significaría batallas presupuestarias y un estancamiento en la legislación para la atención de la salud, las finanzas, las telecomunicaciones, la tecnología y la energía.
Desde 1950, el S&P 500 ha subido un promedio de 9,6% en el año posterior a que un presidente gana la reelección. De hecho, después de que Ronald Reagan, Bill Clinton y Barack Obama ganaran sus reelecciones, las acciones subieron cerca del 30%. En el caso de haber un nuevo presidente, la subida media es de 4,8%.
Por ejemplo, cuando ha ganado las elecciones el presidente que ya estaba en la Casa Blanca, desde 1956 siempre el S&P 500 ha subido en el año siguiente (Johnson +9,1% Reagan +26,3% Clinton +31% George W Bush +3% Obama +29,6%). Sólo hubo dos casos en que no subió (Eisenhower -14,3% y Nixon -17,4%).
Respecto a la llegada de un nuevo presidente, fue positivo el S&P 500 el año siguiente con Kennedy +23,1% George H W Bush +27,3% Clinton +7,1% Obama +23,5% Trump +19,4%, y fue negativo con Eisenhower -6,6% Nixon -11,4% Carter -11,5% Reagan -9,7% George W Bush -13%.
Así pues, históricamente hablando, el S&P 500 lo hace mucho mejor el año después de elecciones si el presidente es reelegido. De hecho, los retornos son casi dos veces más fuertes en comparación con un nuevo presidente.
Una opción para los inversores es confiar en acciones cíclicas que repartan dividendo, y es que el próximo año no se puede descartar que la economía norteamericana tenga una buena recuperación gracias a los fuertes estímulos que la Reserva Federal y el Gobierno implementan, unos estímulos jamás vistos. Basta fijarse que para luchar contra la pandemia suponen nada más y nada menos que el 35% del producto interior bruto, lo que supone la mayor cantidad desde 1915, más que en 2009 (18% del PIB) y en la Primera Guerra Mundial (17%). Además, los estímulos tienden a tardar un año en surtir efecto, por lo que sus virtudes aflorarán a mediados de 2021. Y no olvidemos tampoco que los consumidores tienen actualmente una elevada tasa de ahorro y bajos niveles de deuda, es decir, hay mucho poder adquisitivo en el sector del consumo si se recupera la confianza.
Para aquellos inversores que buscan compañías con un elevado dividendo les dejo dos:
– Hoegh LNG Partners: la compañía tiene una historia de 6 años de dividendos fiables, y el pago, de 44 centavos por acción, se ha mantenido estable hasta el 2020. El pago anualizado de 1,76 dólares da un rendimiento impresionantemente del 15,5%. Esto es más de 7 veces el promedio encontrado entre los pagadores de dividendos de las compañías del S&P500.
– Hess Midstream Operations: su dividendo se ha incrementado cada trimestre durante los últimos 2 años. El último pago, en agosto, fue de 44 centavos por acción. Esto da un rendimiento del 9,86%.
De todas formas, los fondos de inversión prefieren las acciones de la eurozona de cara a tener una mayor exposición (de hecho, su ponderación ha subido al 26%), mientras que las acciones británicas son las que menos gustan.
En lo referente al euro y el dólar, decir que el sentimiento hacia la divisa comunitaria ha ido mejorando junto con las posibilidades de que Biden pueda ganar, ya que la perspectiva de mayores impuestos y déficits en EE.UU. pesa sobre el dólar. Mientras, la volatilidad del euro llega a su punto máximo en dos semanas por las elecciones. Un barrido demócrata podría ayudar al euro a apreciarse más allá del nivel de 1,20 dólares. Mientras tanto, con Biden se beneficiarían las monedas escandinavas, el zloty polaco y el florín húngaro.
El índice del dólar tiende a caer cuando el déficit presupuestario aumenta. Con el déficit comercial en el nivel más alto desde 2006 podría provocar un mercado bajista a largo plazo del dólar.
Ismael De La Cruz/Investing.com
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