Tras períodos de hipervolatilidad, es natural que reine una extrema precaución en los mercados. Ésta podría ser una de esas semanas para los metales preciosos y el petróleo.
Esto no quiere decir que los creadores de mercado de oro y crudo dejarán de intentar que las cosas vayan a su manera. Un cierto sesgo, incluso una continua volatilidad, no se puede descartar en una semana en la que se publican las actas de la reunión de la Reserva Federal de julio, los datos semanales de solicitudes de subsidio por desempleo de Estados Unidos, los datos preliminares del PMI de Europa y los datos gubernamentales sobre las reservas de petróleo de Estados Unidos, además de la celebración de una reunión de la OPEP+.
Hacia el cierre de la jornada de negociación de este lunes en Asia, los precios del oro y el crudo subían, junto con la mayoría de las materias primas. Los componentes relacionados como la plata y la gasolina registraron incluso impresionantes subidas de hasta un 3% cada uno.
Moderación podría ser la palabra clave
Pero los precios también se han apartado de los máximos de la jornada, lo que sugiere que la moderación podría ser la palabra clave aquí.
Tanto el oro como el crudo han vivido semanas repletas de acontecimientos que acaban de pasar. El metal precioso ha sufrido su primera pérdida semanal tras 10 al alza después de la peor caída desde 2013, mientras que el petróleo ha registrado su segunda subida semanal a pesar del escepticismo relacionado con el COVID-19 sobre la demanda de combustible. Podría hacer falta una reevaluación de fundamentales, así como conocer el resultado de los próximos eventos clave, para determinar el rumbo de los mercados y su fuerza.
En cuanto a los metales preciosos, la » frenética volatilidad» de la semana pasada del oro y plata «claramente ha infligido mucho dolor a aquéllos con el síndrome FOMO”, ha dicho Jeffrey Halley, analista senior de los mercados de Asia de OANDA, en Nueva York.
FOMO significa «temor a dejar pasar” o “miedo a perderse algo», un fenómeno de mercado que lleva a los especuladores a comprar anticipándose a un repunte, lo que resulta en una avalancha de dinero especulativo que rara vez puede permanecer cuando cambia la marea.
«Los niveles actuales no dan una sola idea del futuro rumbo de los metales preciosos», ha dicho Halley.
Oro: Un juego peligroso tras el ‘Martes Negro’
Cada mercado tiene un día trascendental que nos recuerda por qué un repunte no debería exceder su bienvenida. El «Martes Negro» de la semana pasada fue ese día para el oro. El contrato de futuros de oro de diciembre, el más activo en el COMEX de Nueva York, registró una pérdida del 5% o 93 dólares, tras una mayor oscilación intradía de 129 dólares. Desde entonces, las operaciones del metal precioso se han convertido en un juego peligroso o, en el mejor de los casos, de ajedrez de alto nivel.
El viernes, el oro de diciembre ofreció un retorno del 1% revirtiendo claramente la subida de la jornada anterior, ya que aquellos posicionados tanto en corto como en largo se cuadraron para determinar la siguiente dirección del metal precioso.
Aun así, el oro de diciembre registró máximos de 1.974,80 dólares el jueves, a solo 25 dólares caída de volver a probar el nivel psicológico clave de 2.000 dólares. Esto ha ocurrido a pesar de la peor del oro del martes, la peor en términos intradía desde 2013.
Pero los movimientos hacia adelante ya no ofrecerán un rumbo lineal. Esto significa que no subirá en un solo sentido como hace dos meses en busca del mantra de animadora de «2.000 dólares, 2.000 dólares, 2.000 dólares!». Tampoco es probable que se desplome sin una compra rápida que lo vuelva a impulsar.
«Lo curioso del oro es qué, cuándo y cuánta sorpresa traerá consigo», dice Sunil Kumar Dixit, un chartista independiente de metales preciosos.
«Por ahora, ya no hay impulso unilateral. La volatilidad está a ambos lados».
Dixit explica que los «flancos superiores» del oro indican un mercado que podría ir de 1.990 dólares a 2.007 y 2.015 dólares, mientras que las «áreas inferiores» podrían traer un rango de 1.920 dólares a 1.900, 1.888 y 1.860 dólares.
Y añade:
«Una ruptura del rango hacia cualquier lado puede aportar un impulso de entre 40 y 100 dólares».
Su mejor argumento alcista para el oro es una subida hasta 2.015-2.029 dólares.
El petróleo necesita demostrar una continua demanda de combustibles
En el caso del petróleo, el crudo intermedio del West Texas Intermediate de Estados Unidos registró una ganancia del 1,7% la semana pasada, gracias a las previsiones de la Administración de Información Energética de Estados Unidos que apuntan a un inesperado gran descenso de las reservas de la nación a pesar de que la Agencia Internacional de la Energía pronosticó un deterioro de las previsiones mundiales sobre los combustibles en medio de la pandemia de COVID-19.
Y mientras que la nueva oleada de la pandemia en todo el mundo genera suficiente preocupación en torno a la demanda inmediata de energía, los alcistas del petróleo esperan un mayor respaldo a los precios en la próxima semana por parte de una fuente de confianza: la OPEP+.
Un panel de la Organización de Países Exportadores de Petróleo —con directiva saudí y asistencia de Rusia— y sus aliados se reunirán el miércoles para rexaminar el mercado ante los esfuerzos para revertir unos dos millones de barriles de las reducciones de producción de los alrededor de 9,6 millones de barriles al día acordados en mayo.
«Los mercados del petróleo siguen en un estado de equilibrio en estos niveles», ha dicho Halley.
«Observamos que el interés especulativo en el futuro también ha disminuido, lo que sugiere que la atención de los traders a corto plazo están buscando oportunidades en otros lugares».
«El resurgimiento del Covid-19 en todo el mundo, en particular en Europa, parece estar lastrando las expectativas de consumo, lo que significa que el petróleo no ha podido aprovechar por completo la caída del dólar. Es probable que las operaciones se vean limitadas a un rango durante algún tiempo».
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