La onza de oro volvió a ser protagonista en los mercados financieros el viernes, superando su propio máximo anual que ostentaba en 1747, para tocar, sobre el cierre del día, 1751.30 dólares. En las primeras horas de este lunes llegó a 1765 dólares, cotizando muy cerca de dicho nivel en estas horas.
El oro es, por excelencia, un activo de refugio. Cuando comienzan las complicaciones, allí está el oro reflejando, como también sucede con el yen, el clima enrarecido o directamente en problemas de un mercado en particular, y de la economía en general. Por ello, en medio de la crisis sanitaria que aflige al mundo desde mediados de febrero, no sorprende que la onza haya crecido, puntualmente desde el 9 de marzo, nada menos que 314 dólares.
Es verdad que para llegar al mínimo de 1451 dólares tuvo que ceder casi 250, caída en su hora motivada por la fuerte retracción de las bolsas de valores. Pese a que usualmente la bolsa y el oro marchan a contramano, muchos cubrieron sus ganancias en acciones comprando oro, una maniobra que, prácticamente en todos los casos, anticipa correcciones de la bolsa, o directamente un cambio de tendencia.
Ahora, con Wall Street comenzando, en apariencia, una nueva corrección bajista de su recuperación de más de dos meses –se ve claramente un hombro cabeza hombro en los gráficos diarios de los futuros del índice Dow Jones-, el divorcio tradicional con la onza entró nuevamente en vigencia.
Pese a que en el corto plazo el oro luce sobre comprado, es probable que busque la zona de 1820 dólares por onza en poco tiempo. Allí aparece muy nítido el objetivo de una figura de continuación de tendencia alcista –triángulo simétrico-, y no hay motivos para pensar en una caída fuerte del metal próximamente.
El mercado de divisas, en tanto, muestra algunos rasgos de interés. La libra esterlina, por caso, cae a mínimos de fines de marzo, ante la imposibilidad del gobierno de Boris Johnson de reabrir la economía. Al tiempo, se reanudan las conversaciones con la Unión Europea por el Brexit, las cuales ya deberían haber estado muy avanzadas para esta altura del año, y que quedaron truncas durante un buen tiempo por la crisis sanitaria.
El euro y el yen, por su parte, no salen de un rango estrecho de precios en sus respectivos cruces con el dólar, a la espera de los datos más importantes de la semana. Si bien no esperamos oscilaciones relevantes para este lunes, como suele suceder todos los lunes, la publicación del PMI preliminar de manufacturas tanto en Estados Unidos como en Alemania pueden tener un peso importante en los precios del euro. El yen, en cambio, no tiene muchos incentivos por delante, y solo una baja fuerte de Wall Street le dará un impulso alcista adicional.
Por último, convendrá seguir de cerca al petróleo. Se acercan los vencimientos de los contratos de futuro, los cuales provocaron una caída sin precedentes en abril. Este mes el WTI luce mucho mejor parado, cerca de los 30 dólares por barril, y con un panorama distinto en parte del mundo, que intenta comenzar una vida normal en estos días. El día 20 será un día clave para la materia prima.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College