No necesita un doctorado en economía para comprender que existe una desconexión entre el mercado y la realidad económica / fundamental. Desempleo al 20% … Será este escenario o cualquier otro, una cosa es segura: la volatilidad llegó para quedarse. Puede ser la opción ganadora este año, ahora que todas las estrategias se han ido por el desagüe y desconocemos cuáles serán las cifras económicas y de empleo en los próximos trimestres. Nadie sabe cómo será la recuperación. En España se habla de una V asimétrica, que no es otra cosa, que en forma de logo de la marca Nike. Es decir, fuerte caída; ulterior recuperación, pero sin llegar al punto inicial y movimiento largo en horizontal. Los mercados, no obstante, abren y cierran sus puertas todos los días. Se han observado movimientos laterales durante meses, pero no es el caso actual», me cuenta el analista jefe de un banco.
«La mayor parte de los actores en los mercados están concentrados en la COVID-19 y en el dedo del señor Trump.Dos factores que ya han provocado fuerte volatilidad. Como las acciones sólo miran ambos fenómenos, sin reparar apenas en los resultados, salvo cuando esos son excepcionalmente buenos o muy malos, habrá que convenir en que la volatilidad es una estrategia tan peligrosa como muy recomendable para situarse en el mercado en estos momentos de dificultades extremas…»
A finales de febrero, los analistas de Fidelity señalaban: Gestionar la volatilidad ante la preocupación que suscita el Coronavirus:
El miedo y la incertidumbre pueden acabar con las rentabilidades de las inversiones y el brote del nuevo coronavirus Covid-19, en especial por su impacto sobre las bolsas mundiales, constituye un buen ejemplo de ambos. La bolsa estadounidense se dejó más de un 4% ayer jueves, después de varias sesiones de fuertes caídas. La volatilidad está aumentando en todo el espectro de activos de riesgo ante la preocupación que despierta entre los inversores el hecho de que el brote que comenzó en China siga extendiéndose a más países de todo el mundo y amenace con dañar la actividad económica. La atención de los inversores está dirigiéndose hacia la posible magnitud de la respuesta que van a dar las economías afectadas por el coronavirus a través de sus políticas monetarias y de gasto; en este sentido, China está marcando el camino con un paquete de estímulos proactivos, y se esperan más medidas. Las autoridades de Europa y EE.UU. probablemente sigan su ejemplo, pero se desconoce qué capacidad tienen para actuar y de qué forma abordarán los estímulos. La pregunta clave ahora es: ¿Cómo deberían responder los inversores ante este tipo de incertidumbre y la volatilidad que genera?
Evitar los sesgos
En momentos como este, conviene identificar los sesgos conductuales y ceñirse a conjunto de principios fundamentales de la inversión. La respuesta más obvia ante este tipo de situaciones es el miedo, que es connatural al comportamiento humano y se ha desarrollado como forma de responder rápidamente ante el peligro. Sin embargo, el miedo no destaca precisamente por su capacidad para preservar las inversiones. Estas emociones son el producto de los sesgos cognitivos. Se produce un tipo de sesgo cuando los inversores se centran en las últimas noticias para tomar decisiones (sesgo de la experiencia reciente), en lugar de estudiar ejemplos históricos y adoptar una perspectiva a largo plazo. Como dijo Warren Buffett: “Lo que aprendemos de la Historia es que las personas no aprenden de la Historia. Cuando los inversores se vuelven demasiado temerosos o demasiado ambiciosos, a veces se esconden detrás de la idea de que ‘esta vez es diferente’. Generalmente terminan lamentándolo”.
El comportamiento gregario también es un sesgo muy enraizado que lleva a las personas a imitar los actos de un grupo más grande, confiando en la “sabiduría” de la masa, aun cuando esta actúa irracionalmente. Las señales de subida o bajada en los mercados impulsan a otros a actuar y seguir la tendencia, pero esto puede tener un efecto adverso cuando los mercados sufren volatilidad. Al vender en un mercado a la baja, por ejemplo, cuando los mercados de China continental reabrieron después de las festividades de Año Nuevo, un inversor podría perderse una recuperación posterior. Del mismo modo, seguir a un rebaño en plena efervescencia hacia una burbuja puede provocar pérdidas a largo plazo
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa