Los datos de empleo de Estados Unidos de junio quedaron por encima de lo esperado, pero debajo de la medición anterior, algo previsible. Esta última, a su vez, fue revisada a la baja, en tanto la tasa de desocupación aumentó al 4.1%, su nivel más alto desde noviembre de 2021, cuando la tasa venía bajando rápidamente después de la enorme pérdida de empleos por la pandemia de 2020.
Estas cifras deberían, en principio, hacer replantear a la Fed su política monetaria. El banco central se empeña en mostrar que hasta que la inflación no caiga al 2%, o se encamine sin barreras hacia ese nivel, mantendrá su tasa de interés en el actual 5.5%, algo que confirma en cada comunicado, y que los funcionarios de más alto nivel apoyan sin dudar.
En medio de este período, el presidente Powell ha mostrado que es consciente del daño que le produce a la economía una tasa que ya se ubica varios puntos porcentuales por encima de la inflación.
El resto de los funcionarios no parece muy preocupado. Incluso, algunos de ellos toman una postura extrema de seguir aumentando la tasa si la inflación no cede. Se trata de la misma inflación que estos mismos funcionarios han creado desde mediados de 2020, cuando la Fed comenzó a inyectar 120 mil millones de dólares en la economía. En ese momento, claro está, era necesaria una medida semejante. Dejó de serlo a mediados de 2021, y aunque las advertencias no tardaron en llegar, desde el banco central insistían en una opinión algo extraña: “la inflación es un fenómeno transitorio”.
En ese momento, la inflación superaba el 5%, y los mismos funcionarios que ahora pretenden seguir aumentando la tasa defendían una tasa al 0%.
Los datos conocidos en julio sobre el mes pasado son, por lo menos, llamativos. Los ISM de manufacturas y servicios, debajo de los 50 puntos, marcando contracción de ambos sectores; la encuesta ADP de empleos privados, debajo de lo esperado; las nóminas no agrícolas, revisadas a la baja en mayo y con una baja sensible en junio. Solo las vacantes de empleo quedaron bien paradas, con un alza sorpresiva.
Precisamente, esta semana será protagonista Jerome Powell, con sus presentaciones en el Congreso. La más importante está prevista para el martes, y allí tendremos un avance de lo que hará la Fed a fin de mes, y puede que se aclare algo el panorama de cara a septiembre, que es la reunión sobre la cual los mercados esperan un recorte de tipos.
Los datos de inflación de junio se conocerán el jueves, y hay motivos para pensar en una baja moderada del costo de vida el mes pasado.
Naturalmente, el Dólar titubea, y si bien mantiene un sesgo alcista ante el resto de las monedas, su rally comienza a dar señales de agotamiento. El Euro superó con cierta facilidad 1.0830, aunque las elecciones en Francia (este reporte está escrito antes de los resultados en ese país) serán definitorias para la suerte de la moneda única en los próximos días. Pese a lo que pueda pasar, el Euro no estará en peligro, más allá de que pueda caer unos cuantos puntos. Si esto sucede, la zona de 1.0730 será el soporte principal, antecedido por 1.0765. Al alza, la zona de 1.0905 será el objetivo a tener en cuenta.
La Libra esterlina llegó el viernes a su máximo de 3 semanas en 1.2815. Si bien podría extender sus ganancias en el corto plazo, sobre todo ahora que quedó parcialmente despejado el panorama político en Reino Unido, la sobrecompra que presenta la moneda británica limitará un alza más profunda durante la semana. Antes de hacerlo, la libra podría regresar a la zona de 1.2730.
El Yen recuperó el viernes algo de sus pérdidas, aunque se mantiene débil, cerca de 161.00. Los mercados esperan una acción por parte del Ministerio de Finanzas y el Banco de Japón para defender a su vapuleada moneda, la más débil de los últimos dos años. Por ahora, el yen sigue inoperable.
La onza de Oro cerró el viernes a 2390 dólares, su máximo desde el 22 de mayo pasado, dejando sin efecto cualquier baja que se perfilaba desde varias semanas atrás. La fuerte baja de los rendimientos de los Bonos del Tesoro (las notas de 10 años cerraron en el 4.27%), fue determinante para el nuevo movimiento alcista del oro, que funciona a contramano de dichos rendimientos, siendo ambos activos de refugio. Si bien aún se halla lejos de sus máximos históricos de 2452 dólares que alcanzó precisamente a mediados de mayo, el metal precioso apunta a dicho nivel para los próximos días.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.