Cuando en abril de 2017 el actual líder francés Emmanuel Macron ganó las elecciones presidenciales, los mercados respiraron aliviados. Macron se enfrentó a un conjunto de candidatos que pugnaban por la salida de Francia de la Eurozona y, por lo tanto, de la eliminación del Euro como moneda nacional. Fácil es deducir que una eventual salida de Francia de la Eurozona sería una herida mortal para la joven moneda única.
El gap que dejó aquella elección fue, con el tiempo, denominado “el gap de Macron”. Pasaron muchísimas cosas desde entonces: el euro llegó a 1.2500, se cayó, volvió a subir y finalmente cubrió dicho hueco cuando la pandemia de marzo de 2020 lo hizo trastabillar hasta la zona de 1.0600.
Las elecciones parlamentarias de Francia que tuvieron lugar, al menos en su primera vuelta, el domingo pasado, dejaron una sensación similar. Los partidos políticos son los mismos, pero los tiempos cambian, y esta vez los mercados festejaron no una victoria, sino una derrota de Macron, pero por escaso margen.
Si bien las crónicas sitúan al partido Nacional, el gran ganador de la primera vuelta, como bien posicionado para la segunda vuelta electoral que tendrá lugar el domingo próximo, todo parece indicar que Macro buscará aliados que impidan la formación de un gobierno por parte de Marine Le Pen, máxima figura del partido ganador, muy temida por los mercados.
El Euro inició la semana con un gap algo más modesto que el de 2017, pero que puede ser el anticipo de un movimiento algo más pronunciado en su favor la semana próxima si, como ahora las encuestas lo dicen, Macron conserva la mayoría parlamentaria.
Técnicamente, el gap que quedó en 1.0712, cierre de la semana pasada, parece no ser un problema. Dado que los gaps siempre se cubren, es fácil deducir que el euro pasará por allí próximamente.
Lo que no es tan sencillo es ver que dirección tomará el euro más adelante. El efecto de las elecciones no suele ser duradero. Si el euro sigue creciendo lo hará por otros motivos. Muchos de ellos vendrán del lado de Estados Unidos. El más fuerte es el dato de empleos no agrícolas, que se espera con una fuerte baja en junio, y que se conocerá el viernes. El lunes, el ISM de manufacturas quedó muy lejos de los 50 puntos, y ello también es una razón para explicar la remontada del euro.
Para seguir escalando, el par EUR/USD deberá ahora superar 1.0805, firme resistencia, antes de 1.0820, donde justamente se encontraba el famoso gap de Macron. Pero el quiebre de 1.0700, que puede producirse en cualquier momento, encaminará a la moneda europea cerca de sus mínimos del año en 1.0600.
Poco explicable resultó el alza de los rendimientos de los bonos del Tesoro con ese dato. En teoría, una baja en las manufacturas debería impulsar a la Fed a dejar de vender bonos a la velocidad con la que lo hace, y con ello favorecer una baja en los rendimientos. Ello no sucedió, y el Yen, la moneda que volvió a ser noticia el lunes, llegó a nuevos mínimos desde mediados de 1986.
La inactividad del Banco de Japón, cuyos funcionarios hablan sin actuar, manteniendo los rendimientos de sus propios bonos con un tope del 1% frente a las oscilaciones de los del Tesoro, explican tal caída. El resto de las monedas, y el oro, no han dejado mucho para el análisis.
Este martes, las vacantes de empleo, que también se esperan con una fuerte baja en las cifras de junio, serán protagonistas. También tendrá la atención de los inversores la presentación del presidente de la Fed, Sr. Powell, en el Foro de Sintra, sobre el cual hay marcadas expectativas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.