El Dólar volvió a ganar posiciones en varios frentes el jueves, después de conocido el deflactor de inflación de julio, que mide el aumento de costos por consumo. Esta cifra es muy seguida por la Fed a la hora de decidir en materia de política monetaria, y esta vez el dato quedó en línea con lo esperado, con un incremento modesto el mes pasado. El informe, muy rezagado respecto a otras mediciones líderes, no tiene un alto impacto justamente por conocerse a fines del mes siguiente. Esta vez, sin embargo, le sirvió al billete para recomponer su imagen después de dos días de bajas consecutivas.
De todas formas, el mercado de divisas no presenta un comportamiento uniforme. Las monedas europeas se mueven prácticamente en línea en cuanto a su dirección, pero a distinta velocidad. El Euro y la Libra esterlina crecen y caen en forma simultánea, pero con distinta intensidad, y esta vez la moneda única se vio dañada por el ataque del Dólar. El par EUR/USD tocó el soporte de 1 .0830, para finalizar el mes en dicha zona, después de llegar a 1.1275 en su máximo anual en julio, y de haber iniciado agosto en 1.1050. Su tendencia bajista de corto plazo se mantiene, aunque la impresión es que, pese a que el Banco Central Europeo no tendrá muchos incentivos para aumentar la tasa de interés en septiembre, podría buscar dichos máximos anuales si el dólar no logra consolidar ganancias pronto.
La Libra esterlina, en tanto, cayó con menor intensidad en la víspera, para cerrar el día en la zona de 1.2670. Por momentos, la moneda británica luce más sólida que el Euro, aunque la zona de 1.2800 aparece lejana y poco vulnerable. Al igual que el Euro, la Libra había tocado máximos anuales menos de dos meses atrás, rozando 1.3200, y su caída actual no parece obedecer a la política del Banco de Inglaterra. La entidad que conduce Andrew Bailey ha aumentado sin pausa su tasa de interés desde fines de 2021, y todo indica que así seguirá durante un buen tiempo, ante una economía cuya inflación sigue siendo, cerca del 8% anual, la más alta entre los países centrales.
El Yen, en cambio, logró recuperar terreno el jueves, luego de llegar a su mínimo anual en 137.35 esta misma semana. Los casi 200 puntos de retroceso del par USD/JPY no aparecen por ahora como un alivio importante para el yen. Solo el quiebre de 140.00 lo sería, y dicha cota se encuentra aún muy lejos.
En otro orden, la onza de oro terminó agosto con un perfil muy mejorado respecto al inicio del mes. Con todo, aún no ha cubierto un gap que dejó en marzo en 1870 dólares, del cual hemos dado cuenta en varias oportunidades en esta columna, y que indefectiblemente irá a buscar. La gran pregunta es cuando lo hará.
El metal precioso crece, al igual que el yen, ante la baja importante de los rendimientos de los bonos del Tesoro, tanto a 2 como a 10 años.
El inicio de este mes de septiembre viene cargado de datos. Por un lado, esperamos las nóminas de empleo no agrícolas, a las 8:30 del este, con una baja importante en los pronósticos. Conviene no confiar del todo en los mismos; suelen equivocarse en cientos de miles de empleos. A las 10:00 será el turno del ISM de manufacturas, dato clave para la economía de Estados Unidos. Si los pronósticos sobre ambos informes se cumplen, es altamente probable que el Dólar ceda de inmediato. Claro está, para la reunión de la Fed falta mucho, y cualquier movimiento en ese sentido puede ser revertido en pocas horas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.