Como cada primera semana del mes, esta del inicio de julio no es la excepción en materia de informes y eventos. Los mercados esperan ansiosamente los datos de manufacturas y servicios en Estados Unidos, a los que se sumarán los informes de empleo, tanto la encuesta ADP como la del Departamento de Trabajo. A este último se agrega la tasa de desempleo, y día antes las vacantes de empleo existentes, informe que ha ido ganando protagonismo en los últimos meses.
El Dólar ha mostrado un comportamiento algo más suave el viernes. Si bien se había fortalecido en buena forma ante el Euro y la Libra esterlina el jueves, el deflactor de inflación de mayo ofreció cifras por debajo de lo esperado, borrando las ganancias que el billete había obtenido luego de que el PBI final del primer trimestre hubiera arrojado un 2% de crecimiento, muy por encima de las expectativas.
Las monedas europeas recuperaron sus pérdidas, aunque aún se mantienen algunas dudas de cara a estos primeros días del mes. El Euro deberá superar 1.0950 para apuntar a 1.1000, lo cual podría tener lugar este mismo lunes. La Libra, en tanto, necesita superar 1.2730, primera resistencia, para buscar 1.2800 entre el lunes y martes.
Respecto al Yen, llegó a un nuevo mínimo desde octubre de 2022 el viernes a primera hora en 145.05. La superación, momentánea, de 145.00, encendió las alarmas en Japón, cuyo ministro de finanzas anunció que su gobierno, tanto como el Banco de Japón, monitorean el comportamiento de su moneda, e intervendrán si se devalúa en forma notoria como ha sucedido en las últimas semanas. El Yen había llegado a 127.00 pocos meses atrás, perdiendo casi 1800 puntos en semanas.
La devaluación del yen tiene que ver con el carry trade, posición que consiste en tomar deuda en yenes, moneda de bajo rendimiento (la tasa del BoJ es negativa) para invertir en monedas de alto interés, que en este momento puede ser cualquier otra divisa líder. El riesgo de estas posiciones es altísimo, toda vez que si el Yen se revalúa, su compra se hará muy cara, generando pérdidas de gran magnitud. Este procedimiento es habitual en ciclos de tasas de interés altas en los países centrales.
El ciclo actual es particularmente agresivo en estos meses, con los bancos centrales acelerando en gran forma sus aumentos de tipos de interés. Estos aumentos buscan bajar una inflación que se desbocó a fines de 2021, y que ha cedido en 2022 y en lo que corre de 2023 merced a los aumentos mencionados, a las restricciones monetarias, y a una baja del consumo en general posterior a la pandemia. El amigo lector recordará las dificultades en la cadena de suministros de esa segunda parte de 2021.
Si bien la inflación está bajando, lo que se acerca es una recesión. La Fed, que lidera claramente las acciones que toman los bancos centrales, se verá obligada a recortar los tipos más temprano que tarde, y ello dará lugar a una fuerte recuperación del yen. También de la onza de oro, que si bien llegó a máximos históricos a principio de mayo, cayó casi 200 dólares en menos de dos meses.
Pese a que el Sr. Powell, titular de la Fed, sigue anunciando en cuanta oportunidad tiene que habrá nuevos aumentos de tipos este año, no suena del todo creíble. En septiembre de 2018 anunció, por caso, que en 2019 habría 3 aumentos de tasa en 2019. Los recortó 4 veces en ese período, en medio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Con este complejo panorama, cargado de informes y con la preocupación que comienza a aflorar por una casi segura recesión para antes de fin de año, se inicia el segundo semestre de 2023.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.