Estamos en medio de una semana cuyos mayores atractivos, desde las noticias al menos, llegarán recién el viernes, con los datos de manufacturas de Europa y los anticipos de los mismos en Estados Unidos. Mientras tanto, los mercados evalúan las posibles acciones de la Fed en la reunión de política monetaria de mayo, aún lejana en el tiempo.
Estos períodos de transición suelen servir para sacar conclusiones que, a veces, no se corresponden con la realidad. Es cierto que la Fed aumentó en 8 oportunidades consecutivas la tasa de interés, cuatro de ellas (consecutivas) en un 0.75%, encendiendo todas las alarmas sobre una recesión global. Sin embargo, la crisis de los bancos obligó al banco central a replantear estos aumentos.
La crisis, afortunadamente, se va apagando, aunque no del todo. Y con esta calma vuelven a surgir las dudas respecto a la inflación, cuyo índice “core” que excluye alimentos y energía, se mantiene excepcionalmente alto en términos interanuales. El susto de la Fed por la crisis que generó se va disipando, y sus oficiales comienzan a esbozar la posibilidad de que los aumentos vuelvan en mayo, aunque en verdad nunca se fueron.
Si la Fed decide volver a tirar la de cuerda el mes próximo cumplirá con sus promesas de seguir aumentando hasta que la inflación se encamine al 2 / 2.5% anual (meta demasiado lejana en el tiempo y en las cifras), pero abrirá peligrosamente el juego a una recesión que parece alejarse, pero que puede reaparecer en cualquier momento.
En esas idas y vueltas se mueve hoy el ánimo del mercado. Los miembros del FOMC muestran una postura sospechosamente dura, anticipando aumentos de tipos. La bolsa de Nueva York no parece estar muy al pendiente. Los índices se mueven al alza, aunque los papeles principales ingresaron en un limbo que los mantiene en rangos de precios estrechos y moderados.
Las monedas principales siguen esta línea. El euro se ve en dificultades para apuntar a nuevos máximos del año, por ahora en 1.1070, pero no parece dispuesto a ceder sus ganancias, que lo mantendrán en tendencia alcista por encima de 1.0700. La libra esterlina presentó el martes por la tarde un postrer rally que la acerca nuevamente a 1.2500, aunque será por encima de 1.2600 cuando comience a configurar un rally más convincente.
El yen no logra salir de su propio laberinto. Al visto bueno que le da el Banco de Japón a la devaluación de su moneda se suma que los rendimientos de los bonos del Tesoro operan bastante por encima del 4%. El martes cerraron en 4.20% (los de dos años), con tendencia alcista de corto plazo.
Esta circunstancia mantiene a raya al yen, por debajo de 132.00 (nivel de inflexión, y sobre el cual podría experimentar una buena recuperación), y a la onza de oro, que otra vez aparece enmarañada en la zona de 2000 dólares, aunque con una perspectiva alcista de corto y mediano plazo. La impresión que da es que con muy poco el metal precioso puede superar sus máximos históricos de agosto de 2020 en 2075 dólares.
La batería de informes que se conocerán este miércoles no alcanzará para cambiar el humor de los mercados, tan volátil como siempre. Tan solo el Libro Beige, un anticipo de lo que puede hacer la Fed en dos semanas aparece como capaz de generar algún impacto en el dólar.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.
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