Los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos cayeron de manera fulminante en los últimos días, acentuando la baja el lunes. Esta caída no registra antecedentes desde 1987, y obedece a la nueva crisis bancaria generada la semana pasada, que terminó con dos bancos vinculados al sector tecnológico.
Uno de ellos, el Silicon Valley Bank, declaró su quiebra el viernes, generando una ola de pánico que solo pudo atenuar el lunes un comunicado conjunto de la Fed, el Tesoro y el FDIC, que garantiza los depósitos de los inversores hasta un tope determinado.
La Fed se apuró el domingo en anunciar que los depositantes tienen su dinero a disposición, luego de que en 48 horas fueran retirados 42 mil millones de dólares del SVB, una cifra que desembocó en la caída de la entidad. Esta quiebra es la peor desde la caída de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, la cual provocó un cambio radical en los mercados financieros, y prácticamente en la economía mundial.
Los rendimientos de los bonos cayeron del 5.08 al 4.05% actual en tan solo tres días. La explicación es bastante simple de entender: dado que los bancos involucrados en esta crisis tenían en su cartera una gran cantidad de bonos, y que estos han perdido valor en los últimos meses por los continuos aumentos de tipos de interés de la Fed, es fácil pensar que lo mismo puede ocurrir con otros bancos, en igual o peor situación financiera que el SVB.
La Fed vino repitiendo sin cesar que seguirá aumentando la tasa de interés durante mucho tiempo, ante datos de empleo, de inflación y de ventas minoristas que anticipan un alto costo de vida durante varios meses. Sin embargo, en la presentación del miércoles pasado en el Congreso, el presidente del banco central, Sr. Powell, ya no fue tan enfático con los aumentos de tipos.
Los mercados descontaban un aumento del 0.5% en marzo, algo que aparecía excesivo. Desde el miércoles anterior, el consenso pasó a un 0.25% de aumento, y ahora son muchos los que apuestan por una posición de espera de la Fed este mes.
Si el banco central comienza a retraer su dura política monetaria, los bonos volverán a aumentar, y los rendimientos seguirán cayendo, favoreciendo a sus contrapartes tradicionales, como el yen y el oro.
El yen pasó de rozar 138.00 a llegar 132.27 en pocos días, y pese a las continuas correcciones que ofrece podría seguir su camino alcista a la zona de 125.00 próximamente. La onza de oro superó con creces los 1900 dólares, un nivel que ya había quebrado este año, antes del ataque del dólar del mes pasado.
Este martes, los datos de inflación de febrero podrían acentuar la baja del billete, con el euro y la libra esterlina resurgiendo de sus cenizas. Si el índice de inflación cae, como se espera, a la Fed se le irán terminando los argumentos para ajustar la tasa este mes. Mucho más aún con una crisis en estado reservado, que el propio banco central quiere tapar con dólares (recurso desesperado) y con un final que por ahora es totalmente incierto.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.