La última semana de noviembre aparece con un calendario de eventos, discursos y datos que le darán un fuerte movimiento a los activos principales.
Después de la pausa de la semana anterior, la nueva presentación del presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, puede generar impacto en el dólar. Bullard es una de las voces más respetadas en la Fed, y su discurso suele ser de carácter duro, tendiendo a nuevos aumentos de tipos de interés, más allá de las consecuencias que ello provoca en la economía.
La titular del BCE, Christine Lagarde, también se presentará el lunes. El euro se ha mantenido durante buena parte de la semana al alza, superando 1.0400, y pese a que en los últimos dos días no ofreció variantes de importancia, la superación de 1.0500 podría cambiar definitivamente su tendencia de largo plazo, algo que todavía está pendiente.
Por otra parte, tendremos los habituales datos de fin de mes, dentro de los cuales se destaca el deflactor de inflación, que mide el aumento de precios por consumo. Esta variante es muy seguida por la Fed, y es mencionada en cada una de sus reuniones de política monetaria.
En otro orden, los datos de empleo, tanto del sector privado (encuesta ADP, miércoles por la mañana) como las nóminas de empleo no agrícolas (el viernes, también por la mañana), pondrán a prueba el por ahora muy sólido mercado laboral, con una tasa de desocupación muy baja, pese a la agresiva política monetaria del banco central.
Algunas presentaciones de funcionarios de la Fed, y puntualmente las minutas de su reunión del 2 de noviembre, han generado un sentimiento de optimismo en los mercados. Un optimismo un tanto desmedido y sin muchos fundamentos, basado en que el banco central seguirá aumentando la tasa de interés, y solo bajará el ritmo de los aumentos.
La inflación sigue muy alta, y el riesgo que asumió Powell al tomar las medidas de este año (4 aumentos consecutivos del 0.75%) con una tasa que terminará como mínimo en el 5% en 2023, pone a la economía más cerca de una recesión. Son muchos los bancos que han publicado sus pronósticos de recesión global para el año próximo. La curva de rendimientos de los bonos del Tesoro sigue invertida, anticipo de recesión justamente, pero lentamente se va suavizando.
Todo esto sucede en medio de un dólar que aparece en duda para estos días. Como quedó dicho, el euro superó nuevamente 1.0400, y la libra esterlina parece cómoda por encima de 1.1800, a mitad de camino entre su baja histórica y sus precios anteriores a fines de febrero, cuando comenzó su fuerte declive de este año.
El yen parece tener bastante para ganar, y ello dependerá en buena forma de lo que suceda con los rendimientos de los bonos del Tesoro, que este año crecieron a máximos de 15 años, y llevaron a la moneda nipona a mínimos de 34 años. No fue el único motivo: el alza de las materias primas tuvo un peso específico en la caída.
Con todo esto, solo podemos esperar oscilaciones muy marcadas en los precios del dólar, lo cual no significa que siga bajando. De hecho, su sobrecompra de corto plazo parece anticipar que tiene un buen terreno alcista por cubrir en el corto plazo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College