Si bien los mercados mantienen un sesgo favorable a los activos principales, con una pérdida de fuerza del dólar, en los últimos días parecen haberse calmado los ánimos, y todo lo que parecía viento en popa a inicio de semana se va desvaneciendo con el paso de los días.
La euforia que rodeó a Wall Street la semana anterior, sin muchos fundamentos, ha sido golpeada dos veces. Primero, por la caída de un misil en Polonia, que luego desde Varsovia se aclaró que llegó de Ucrania, pero que durante horas llevó la tensión mundial al máximo; luego, por un motivo algo menos complejo: las ventas minoristas de octubre crecieron, y eso significa alimento para la inflación, pese al sinfín de especulaciones acerca de una moderación de la política monetaria de la Fed desde diciembre.
En opinión de quien suscribe, hay algunas cuestiones que son, por lo menos, poco claras. La primera es que los mercados se basan en presunciones provenientes de que la inflación de octubre se redujo muy modestamente, pero sigue instalada por encima del 8% interanual, una enormidad que deja a la Fed sin muchas chances de revisar lo que viene haciendo.
La segunda es que si bien la inflación actual es netamente responsabilidad de la propia Fed, que siguió inyectando dinero sin control durante gran parte de 2021 cuando la inflación ya comenzaba a irse de los cánones normales, en estos momentos moderar las acciones agresivas que viene tomando no harán más que reavivar una inflación que, como se ve, es tan dañina como persistente.
Si con cuatro aumentos consecutivos del 0.75% cada uno, con una tasa que no se ve desde mediados de 2008, con restricciones monetarias, y buscando por todos los medios bajar la inflación, esta sigue no muy lejos de los máximos de 4 décadas, lo que la Fed debe hacer es confirmar sus medidas actuales, sabiendo que, como contrapartida, la recesión estará a la vuelta de la esquina. Cuesta pensar que los oficiales del FOMC no han considerado esta posibilidad hace apenas un año, cuando luego de colocar 120 mil millones de dólares mensuales hablaban de un “fenómeno transitorio”.
Lo concreto es que los datos de empleo siguen siendo muy favorables, también las ventas minoristas, el PBI sobre cero después de una recesión técnica, y la inflación sobre el 8%. ¿Qué más necesita la Fed para confirmar lo que combate después de haberlo generado?
Este pensamiento debe estar presente entre los operadores. No llamaría la atención que, pese a que desde un punto de vista técnico el euro y la libra esterlina (no el yen, que quede claro) han cambiado de tendencia de mediano plazo, estas monedas no puedan volver a caer. Al cabo, el euro no está lejos de la paridad, y la libra, si bien se encuentra a mitad de camino entre su nivel de inicio de año y su mínimo histórico de hace 45 días, luce débil de cara a las próximas semanas.
Las acciones tecnológicas siguen siendo una nota destacada en la bolsa de Nueva York. Al igual que la mayoría de las criptomonedas, estos papeles se van desinflando después de observar ganancias astronómicas alimentadas con dólares baratos, pero sin fundamentos tradicionales. Y, contra todas las nuevas tendencias que intentan imponerse, las noticias marcan la dirección de los activos. Buscar una nueva era cada tres o cuatro meses, a conveniencia de quien lo hace, es una muestra de poca experiencia o ignorancia. O ambas cosas.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College