Después de un comienzo con gap bajista, el euro logró recuperar terreno y posicionarse sobre la paridad por segunda vez en dos semanas, luego del intento efímero del día 27 de octubre.
La moneda única se vio favorecida especialmente en el horario europeo, después de conocerse el índice de producción industrial de Alemania, que quedó por encima de lo esperado. Sin embargo, el rally generado desde allí parece un pretexto, si se tiene en cuenta que la mayoría de las monedas ganó posiciones en buena forma.
Así, la libra esterlina superó con facilidad 1.1500, y así como el euro se acerca a una línea bajista de largo plazo, cuyo quiebre, con confirmación de muchos puntos incluida, podría hacerlo cambiar de dirección, la moneda británica hace lo propio, con la línea que pasa por 1.1560.
¿Podrán sostenerse ambas monedas en los niveles actuales, extender sus ganancias y cambiar de tendencia sin más? No parece. La Fed sigue aumentando la tasa, promete seguir haciéndolo durante un largo tiempo, la inflación no cede, y en verdad los movimientos del lunes, que probablemente se extiendan bastante más, parecen ser el preludio de un dato de inflación poco alentador. El jueves lo sabremos.
El yen también barrió algunos soportes que le dificultaban su recuperación, pero no pudo con una línea de tendencia alcista medida en el gráfico diario, por lo que deberá quebrar con fuerza 145.50, y más allá, para confirmar un cambio de tendencia que, aunque se produzca, no parece tener larga vida. Los rendimientos de los bonos del Tesoro, que tienen menos publicidad en estos días, siguen creciendo, y superaron momentáneamente el 5% la semana pasada. El 4.72% actual no es una señal positiva para el yen precisamente.
¿Qué significa todo esto? Es verdad que el dólar tiene menos para ganar, pero más que nada por una cuestión del tiempo que ya pasó en máximos históricos prácticamente en todos los frentes en forma simultánea. Pero desde las noticias y desde los indicadores macro no hay algo que anticipe cambios relevantes en el mercado de divisas.
La bolsa de Nueva York tuvo un buen día, con fuertes ganancias en el índice Dow Jones, y ganancias algo más atenuadas en el S&P 500 y el Nasdaq 100. Las acciones tecnológicas parecen estar desarmando una burbuja fabulosa generada desde hace muchos años, y inflada como un zepelín desde el inicio de la pandemia.
La onza de oro sigue el camino de las monedas europeas, casi punto a punto. Lejos está de superar los 1700 dólares, y más aún, de cambiar de rumbo de mediano plazo, sin que las divisas más importantes lo hagan. Y ello, en nuestra visión, también está lejos.
Las elecciones de medio término en Estados Unidos, si bien no suelen tener una gran incidencia en los mercados, serán muy importantes. Todo indica que, al igual que lo que viene pasando en buena parte del mundo, el gobierno de Biden va a quedar en minoría frente a los republicanos.
El gobierno no tuvo tanta injerencia en Wall Street como sí intentó tenerla el presidente Obama, buscando evitar una crisis como la de 2008. Pero sí tiene buena parte de la responsabilidad en la inflación actual, ante la incalculable cantidad de subsidios y planes de ayuda que otorgó, primero por la pandemia, y luego por cuestiones ideológicas, también en línea con lo que sucede en otros países de la región.
A favor tuvo la virtud de mantener muy sólido el mercado laboral, y el consumo. Se verá que opina el electorado.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College