Cuando suceden cosas como las que vimos el miércoles por la tarde, uno se pregunta si hay cierta inocencia en algunos operadores, y lo que pasó durante varias semanas estuvo absolutamente planificado. En realidad, desde el punto de vista de quien suscribe, la inocencia en los mercados no existe, y sí existe la planificación.
Desde la mañana en que un artículo publicó en The Wall Street Journal una probable revisión de la política monetaria de la Fed en diciembre, la bolsa de Nueva York mostró una euforia pocas veces vista. De hecho, la vela mensual de octubre es una de las más voluminosas (al alza) de las últimas décadas.
El artículo en cuestión sirvió -en algún caso, no en todos- para tapar malamente las consideraciones de los oficiales de la Fed que, sin desmayo, insistieron desde septiembre hasta la fecha en seguir aumentando la tasa de interés “hasta que el trabajo esté hecho”. Con una inflación en máximos de 40 años, el trabajo está más que incompleto, y bastante mal llevado a cabo, tarde, a destiempo y con una falta de oportunidad alarmante. Pero se hace.
El comunicado de la Fed, y sobre todo el discurso del Sr. Powell, no dejaron dudas: seguirán los aumentos hasta que baje la inflación. En un momento de la conferencia de prensa Powell habló de la debilidad que producen los aumentos constantes en la economía, despertando -otra vez- la euforia de los mercados, y generando las típicas olas de volatilidad, tan imprevisibles como poco útiles para aprovechar. Pero todo duró un momento. Cuando confirmó las intenciones de la Fed, repetidas hasta el hartazgo, Wall Street volvió a caer, el dólar se fortaleció y las monedas principales retrocedieron sin más.
¿Era algo imprevisible lo sucedido? De ninguna manera. Solo hay que revisar lo sucedido en las reuniones anteriores, antes y después. Si la inflación sigue subiendo, el trabajo aumentando, las ventas minoristas acompañan, el PBI vuelve sobre 0 ¿por qué había que esperar cambios? ¿Por un artículo de un personaje habitualmente bien informado en cuestiones de la Fed y que esta vez sirvió de disparador? ¿Es acaso una novedad que la Fed revisa su política monetaria en cada reunión, que para ello se realizan? ¿Sería descabellado que, si la economía se debilita, el banco central eleve la tasa en un 0.5% en lugar del 0.75%, sin que ello signifique un cambio de política monetaria? Son preguntas con respuestas bastante obvias.
Dicho esto, solo cabe esperar nuevos mínimos de meses (o de 20 años, veremos) del euro, y mínimos importantes de la libra esterlina, aunque no tan profundos como los que motivaron, entre otros factores, la caída de Liz Truss en Reino Unido. El yen podrá visitar y superar 150.00, y el Banco de Japón se muestra poco partidario de intervenir, sobre todo por el efecto efímero de sus intervenciones de las últimas semanas. El BoJ perdió mucho dinero, y el mercado lo absorbió como agua echada en la arena seca.
Lo que viene es la decisión de política monetaria del Banco de Inglaterra. Habrá un nuevo aumento de tasa, esta vez del 0.75%, con una inflación muy alta, pero con datos macro no tan negativos. Los planes fiscales del nuevo gobierno aún no están del todo definidos, y la libra podría reaccionar al alza, salvo un comunicado pesimistas del Sr. Andrew Bailey y su Comité.
Pasadas estas sesiones, turbulentas, el dólar seguirá creciendo, y la bolsa, por ahora, bajando. Veremos si por mucho tiempo más, aunque no lo creemos.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College