La sesión del viernes dejó un sabor agridulce para los operadores que apostaron, o aún lo hacen, por el yen, tanto a su recuperación como a una continuación de su caída extrema.
La sesión europea fue testigo de una caída histórica de la tradicional moneda nipona. Nuevamente, la falta de transparencia que se ha convertido en algo común en los últimos tiempos, fue lo que primó. El yen rozó 152.00, justo antes de que el Wall Street Journal publicara un artículo señalando que la Fed revisará su política monetaria para la reunión de diciembre.
El yen recuperó más de 400 puntos de inmediato, ante la baja importante de los rendimientos de los bonos del Tesoro. Los de 2 años habían rozado el 4.7% antes de la publicación.
Conviene revisar algunas cuestiones en torno a lo mencionado. En primer lugar, la violenta caída del yen fue totalmente provocada por quienes ya conocían de antemano la publicación mencionada.
En segundo lugar, que la Fed aumentará la tasa en un 0.75% en noviembre, y que el aumento será menor (se especula hace mucho con un 0.5%) en diciembre, no es novedad. De allí es que la recuperación del yen luce exagerada, tanto como su caída anterior.
Otra cuestión a revisar es que la moneda nipona ni siquiera regreso a 145.00, nivel sobre y debajo del cual pivoteó durante varios días, y que fue motivo de diversas especulaciones en torno a una probable intervención del Banco de Japón. La entidad ya actuó, sin éxito, en varias oportunidades, la primera de las cuales fue el 22 de septiembre, apenas publicado su anuncio de política monetaria, en el que afirmó que dejará la tasa de interés sin cambios por mucho tiempo.
Por último, el artículo del WSJ contradice lo que menos de 24 horas antes habían afirmado varios funcionarios de peso de la Fed. Dichos oficiales dejaron en claro, copiando textualmente los dichos del presidente Powell, que seguirá aumentando la tasa de interés “hasta que el trabajo esté hecho”. Entiéndase este trabajo como el de hacer bajar una inflación máxima en 40 años, que la propia Fed generó estirando sin sentido una inyección de 120 mil millones de dólares por mes en compras de bonos, cuando el costo de vida ya atravesaba el 5% anual.
En Wall Street festejaron el artículo, aunque no alcanzó para cambiar el panorama bajista actual. La reacción fue lógicamente positiva, y el doble suelo en los gráficos diarios del índice Dow Jones es visible. La pregunta es si esto alcanzará para paliar el próximo aumento de tipos (2 de noviembre), más el de diciembre, y la probable recesión, técnicamente ya decretada a fines de julio.
Lo expuesto sugiere que estamos ante una semana positiva para la bolsa, pero deberá confirmar esta repentina ola de optimismo dentro de 10 días.
Para el resto de las monedas, no quedó tanto para el análisis. El euro se prepara para apuntar a la paridad, nivel que probablemente supere esta semana, con la libra esterlina expectante, y a la espera de que la situación política y financiera de Reino Unido mejore. Solo la superación, por ahora lejana, de 1.1800, podría cambiar su actual sesgo bajista.
Los datos de manufacturas y servicios en Alemania y Reino Unido pueden ser buenos disparadores para este lunes, siendo los datos más importantes del día.
Algo similar sucede con el oro, cuya barrera pasa por 1700 dólares. Lejos de su modesta performance actual.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College