La sesión de movimientos acotados del lunes no impidió que el dólar extienda sus ganancias en sus pares principales, pese a lo cual el euro quedó lejos de sus mínimos de 20 años que tocó dos semanas atrás, y la libra esterlina también a un buen trecho de sus mínimos históricos de 1.0305 del 26 del mes pasado.
Ambas monedas, de todas formas, retrocedieron durante el horario europeo, que fue el de mayor actividad del día, para seguir cayendo a menor velocidad en la limitada sesión americana.
El oro cedió posiciones para volver a presentar un panorama muy débil en una semana que asoma complicada, tanto para este metal como para el resto de las materias primas. La onza cerró la sesión apenas en 1665 dólares, luego de haber llegado a 1730 dólares la semana anterior.
El efecto de los datos de empleo mejores de lo esperado conocidos el viernes aún se mantiene intacto. Y todo indica que se va a extender en el tiempo. Los rendimientos de los bonos del Tesoro de 2 años rozaron su máximo de 15 años, que tocaron en septiembre en 4.36%. Esta vez se detuvieron en el 4.35%, pero dicho máximo aparece fácilmente vulnerable.
La venta de bonos por parte de la Fed los torna poco atractivos, con un rendimiento muy alto, lo cual a su vez impacta de lleno en los activos de refugio, como el oro, antes mencionado, y el yen.
La moneda nipona puede ser protagonista en las próximas horas si, como es muy probable que suceda, el Banco de Japón interviene en el mercado de cambios. El antecedente es cercano. El pasado 22 de septiembre, cuando el banco central dejó sin cambios la tasa de interés aclarando que dicha medida se mantendrá durante mucho tiempo, el yen llegó a un mínimo de 24 años en 145.90, y el BoJ intervino de inmediato, colocando unos 20.000 millones de dólares en el mercado, y generando una recuperación de casi 500 puntos en el yen. El lunes alcanzó la cotiza de 145.80 en la sesión americana, y probablemente supere los máximos mencionados, por lo que una nueva intervención es evaluada en el Banco de Japón, y podría llegar en forma inminente.
Las intervenciones no son medidas habituales ni bien vistas entre los demás bancos centrales. En 2011, el G7 alentó al BoJ a hacerlo, pero en sentido contrario al actual. En aquella oportunidad el yen llegó a máximos de 40 años.
La utilidad práctica de la intervención no es la de apreciar o depreciar una moneda, sino la cautela que tienen los inversores a posteriori. Ante la intervención, el yen podría retornar a la zona de 140, pero dado que su caída no obedece a factores internos de Japón y si a los rendimientos de los bonos del Teoso, el efecto será efímero en el tiempo.
Por lo demás, los índices Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq 100 alcanzan casi a diario nuevos mínimos de 2 años, lo cual presume una baja mucho más importante en las próximas sesiones.
El clima de negocios se complicó nuevamente, con las cifras de empleo que anticipan alzas de tipos de interés muy agresivas por parte de la Fed, una inflación (que se conocerá el jueves) que estará lejos de niveles siquiera tolerables, y el agravamiento de
la guerra en Ucrania, que suma ataques entre ese país y Rusia, lo cual puede profundizar las sanciones de la UE contra Moscú, pero también las restricciones de energía desde Rusia a Europa Occidental.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el miércoles.
Adrián Aquaro
Trader College