La semana pasada fue también bastante singular en el mercado de divisas, con muchas monedas alcanzando nuevos mínimos y niveles de volatilidad que se elevaron a máximos de varios años.
La mayoría de las divisas de los mercados emergentes también recuperaron terreno frente al dólar en la segunda mitad de la semana, con el yuan chino a la cabeza, que repuntó desde sus mínimos históricos tras la intervención verbal del Banco Popular de China. Los niveles de volatilidad de varios pares de divisas principales y de los mercados emergentes alcanzaron máximos de varios años la semana pasada, entre las que se incluyen el euro y la libra (para las que los niveles de volatilidad implícita a 6 meses se dispararon a máximos de 10 y 13 años respectivamente).
Esta semana los inversores se preparan para otros días agitados en los mercados financieros, y la atención se centra en una serie de importantes datos macroeconómicos. Prestaremos especial atención a las cifras revisadas de los índices PMI de las economías del G3 (lunes y miércoles) y, por supuesto, al informe de nóminas no agrícolas de Estados Unidos correspondiente a septiembre que se publicará el viernes. Mientras tanto, en Reino Unido todas las miradas estarán puestas en las consecuencias del mini presupuesto. El anuncio de esta mañana del ministro británico Kwarteng de que el gobierno iba a desechar sus planes de eliminar el tipo impositivo del 45% ha favorecido a la libra, aunque creemos poco probable que tenga un impacto duradero en la moneda.
EUR
La considerable sorpresa al alza en los datos de inflación de septiembre de la zona euro, que por primera vez aumentó a dos dígitos, respaldó al euro frente a la mayoría de divisas la semana pasada. A diferencia de lo que ocurre en EE.UU., en el bloque común todavía no se observan indicios de que la presión sobre los precios haya alcanzado el pico. Esto refuerza nuestra opinión de que el Banco Central Europeo sigue estando por detrás en la subida de los tipos de interés, y probablemente tendrá que endurecer su política monetaria considerablemente más que su homólogo estadounidense en 2023, lo que a medio plazo supone una señal alcista para el euro.
Mientras tanto, las expectativas de cara a la próxima reunión del BCE que se celebra a finales de este mes serán clave para la moneda común. Los mercados de swaps ya descuentan plenamente una subida de tipos de 75 puntos básicos, y existe la posibilidad de que se produzca un movimiento completo de un punto porcentual si los datos económicos que se conozcan hasta entonces superan las expectativas.
USD
Los datos macroeconómicos de EE.UU. que conocimos la semana pasada fueron en su mayoría alcistas para el dólar; concretamente el fuerte descenso de las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo y el aumento mayor de lo esperado de las ventas de viviendas nuevas y del gasto personal. Sin embargo, el índice del dólar retrocedió desde sus máximos de 20 años debido a una mejora generalizada del sentimiento por el riesgo, y quizás debido a la recogida de beneficios y reajuste de carteras a final de mes.
El informe de nóminas no agrícolas que se publica el viernes será lo más destacado de la semana bursátil en EE.UU. y los mercados esperan otro sólido mes de creación de empleo y un crecimiento positivo de los beneficios nominales. Varios de los miembros de la Fed (Williams, George y Barkin, entre otros) también hablarán en público a principios de semana. Prestaremos especial atención a su opinión sobre la reciente relajación de los datos de inflación en EE.UU. y sus posibles efectos en la próxima subida de tipos en la reunión de noviembre del FOMC.
GBP
La semana pasada, la libra se comportó como una divisa de los mercados emergentes que sufre una crisis, ya que siguió experimentando violentos giros a raíz del reciente presupuesto. De hecho, la libra terminó la semana como la divisa con mejor rendimiento del G10, ya que los inversores se animaron con la noticia de que el Banco de Inglaterra planea utilizar sus reservas para comprar cantidades ilimitadas de gilts hasta finales de octubre con el fin de calmar la agitación en los mercados de bonos.
Queda por ver si esta intervención pone un límite inferior a la libra o simplemente proporciona un alivio a corto plazo. El Banco de Inglaterra ya ha indicado que es poco probable que lleve a cabo una subida de tipos de emergencia, y en nuestra opinión, la intervención directa en el mercado de divisas está descartada, dadas las insuficientes reservas de divisas del Reino Unido (menos de 2 meses de importaciones). El giro del gobierno sobre el tipo impositivo del 45% es una señal positiva para los activos del Reino Unido. Sin embargo, creemos que la libra puede no estar todavía fuera de peligro, sobre todo si se tiene en cuenta que esto sólo representa alrededor del 4% del coste total de los recortes fiscales durante los próximos dos años.