Septiembre trajo a los europeos la perspectiva de un invierno más frío, y esto pronto se convirtió en un problema cuando Rusia se negó a reanudar los flujos de gas a través del gasoducto Nord Stream 1. Según muchos analistas como Wei Li de BlackRock, este es el evento que podría meter al continente en una recesión. “Hemos esperado una recesión en Europa durante meses dada la situación de la energía, pero no creemos que las acciones lo hayan descontado todavía”, reiteró durante la segunda semana del mes. Las probabilidades de una recesión el año que viene han estado subiendo y alcanzaron el 60% en agosto, según una encuesta entre economistas.
Añadamos a esto la nueva percepción monetaria del Banco Central Europeo (BCE) que subió los tipos oficiales en unos considerables 75 puntos básicos en septiembre, con planes de repetir el proceso “varias” veces más. Al mismo tiempo, las acciones europeas estaban sufriendo, al haber perdido 83.000 millones de dólares en los seis meses previos a septiembre. Una cosa a tener en cuenta sobre la salida de dinero de las acciones europeas, en contraste con las ganancias en las acciones estadounidenses, es el “desproporcionado impacto directo en Europa” del conflicto en Ucrania, en opinión de Parag Thatte de Deutsche Bank. Como ocurrió con la moneda común, el euro, alcanzó su nivel más bajo en 20 años.
Volviendo a la inflación con la que los consumidores europeos han estado viviendo, algo de esto podría caer en el debe de EE.UU., según Holger Schmieding de Berenberg Bank, “en el sentido de que EE.UU. y su gran demanda tras los estímulos monetarios contribuyeron a crear cuellos de botella en todo el mundo – y a mayores precios”. Un punto aparte es que, en 2020, los estadounidenses prefirieron gastar dinero en bienes más que en servicios, y la demanda de estos bienes superó la oferta, elevando sus precios en los países que los importaban. Veamos en detalle cómo funciona esta “inflación exportada” y cómo podría impactar en los precios del trading de forma global.
La Reserva Federal de EE.UU. ha dejado claro su compromiso de luchar contra la inflación local, tanto de forma verbal como elevando los tipos de interés varias veces desde marzo. Uno de los resultados previstos de la subida de tipos es un enfriamiento de la demanda. “A medida que la demanda en EE.UU. se suavice, así lo hará la presión sobre las cadenas de suministro, lo que ofrecerá cierto alivio a Europa”, explica Bloomberg. Schmieding apunta, no obstante, que el principal motivo de la inflación europea es, de hecho, el elevado precio de las materias primas, por lo que el efecto de una menor demanda estadounidense será limitado.
En cualquier caso, cuando se suben los tipos en EE.UU. y la demanda se modera, “el mecanismo por el que eso ocurra también será responsable de un dólar más fuerte”, explica Jason Furman de Harvard University. La divisa estadounidense debería reforzarse con unos tipos más altos, y esto haría los bienes estadounidenses más caros en Europa y el resto del mundo. “Por lo tanto, esto no resolverá necesariamente el problema de la inflación exportada para otros países,” explica Furman. En septiembre, los traders en forex vieron que tanto el euro como el yen japonés estaban más débiles frente al dólar de lo que lo habían estado en muchos años.
Un euro débil
Aunque un dólar más fuerte frente a las monedas locales ha sido algunas veces favorable a Europa porque hace las exportaciones locales más atractivas a compradores estadounidenses, ese no fue el caso en el tercer trimestre de 2022, dada la vital importancia de superar la inflación. “Lo que a todos los países les hubiera gustado hacer habría sido apreciar su divisa” en este momento, explica Luca Fornaro de Barcelona School of Economics. Un dólar fuerte agravó la inflación en Europa, pero lo que realmente provocó fue acentuar el contraste entre la política hawkish de la Fed, por un lado, y la política dovish del BCE, por otro, en opinión de Rob Subbaraman de Nomura Holdings.
Debido a que la inflación en Europa no está originada por una elevada demanda como en EE.UU., la percepción hawkish del BCE (que reduce la demanda) podría no responder a la raíz del problema, afirma Ana Luis Andrade, de Bloomberg. En otras palabras, la economía podría verse ralentizada con precios todavía elevados. Este es el dilema que afronta el BCE, afirma Luca Fornaro: “Una inflación tan alta como para precisar subidas de tipos y una economía no lo bastante fuerte como para precisar que se la enfríe”.
En conclusión
Cuando se trata de mercados accionariales, los precios pueden verse impulsados por el hecho de que una limitada oferta no puede responder a una fuerte demanda. A veces, unos elevados niveles de empleo pueden elevar la demanda agregada tanto que puede superar los niveles que los distribuidores pueden cubrir, y termina en inflación.
Cuando los gobiernos gastan dinero en paquetes de estímulo, esto empeora las cosas. Ambos factores han estado activos en EE.UU. desde 2021. En Europa, sin embargo, la inflación tiene su origen en los precios de las materias primas, y por lo tanto podría no responder igual de bien a una subida de tipos como EE.UU. No obstante, con la necesidad de apreciar las monedas en muchos de los países europeos, especialmente en contraste con EE.UU., el mercado del forex podría vivir una extendida volatilidad.