El ‘stop loss’ lo situaremos en un nivel inferior de control, en los 8,59 euros por título.
Por Darío García (XTB)
Grifols, la farmacéutica española especializada en hemoderivados, ha recibido recientemente la autorización europea para comercializar sus test de diagnóstico de alzhéimer. Se trata de una noticia muy positiva en torno a una patología que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) está analizando con mayor detalle.
Si bien estos test sólo detectan la propensión a padecer alzhéimer, supone un avance importante porque permite distribuir y liberalizar una herramienta de diagnóstico preventivo sobre una de las patologías más extendidas en la sociedad actual.
La utilización de estas pruebas en plasma como herramientas de preselección podría agilizar y abaratar considerablemente el reclutamiento de personas para participar en ensayos clínicos de nuevos tratamientos, según la empresa.
En la actualidad, y a nivel global, existen hasta 83 medicamentos en fase de desarrollo por parte del sector para la enfermedad de alzhéimer. De ellos, el 82,5% están considerados como terapias modificadoras de la patología.
Esto supone un aliciente positivo para que los inversores estén pendientes de las farmacéuticas que tengan parte de su investigación dedicada a este campo.
Por ello, es interesante pensar en términos de largo plazo y Grifols se acerca a una zona de soporte clave, los máximos de 2008 en los 9,63 euros. Por lo tanto, estamos ante una orden pendiente que requiere sobre el precio de negociación actual, una corrección adicional de más del 14%, algo que es posible ante la tendencia y sentimiento del mercado.
La fortaleza del movimiento, tendiendo en cuenta que el plano temporal es en velas mensuales, está definido por el RSI, que se encuentra recientemente en zonas de sobreventa y que ha servido con un impulso alcista en el tercer trimestre, donde Grifols llegó a revalorizarse más de un 37%.
El stop loss lo situaremos en un nivel inferior de control, en los 8,59 euros por acción, y el objetivo dibujado por la primera consolidación tras recuperar los niveles de 2008 cuatro años después, en 2012, en los 12,5 euros por acción.