Llegó el día esperado desde varias semanas atrás, con la decisión de política monetaria de la Fed. Desde el Simposio de Jackson Hole no quedaron dudas acerca de que el banco central será agresivo en sus aumentos de tipos de interés. En aquella oportunidad, un corto discurso del presidente Powell alcanzó para derrumbar a los mercados, que venían recuperando terreno desde varias semanas antes.
A este discurso le siguieron los datos de empleo de agosto, con una medición mayor a la esperada, los PMI de manufacturas y servicios, también positivos, la inflación de agosto, con una ligera baja en la medición general y alza importante en la subyacente, y las ventas minoristas, con cifras mixtas, pero en ningún caso negativas.
Con este panorama, la Fed se apresta a aumentar esta tarde, a las 2:00 pm, la tasa en un 0.75% como mínimo, con un techo del 1%. Las chances de que esto último ocurra se han ido diluyendo con el paso de los días, a medida que el efecto de los informes mencionados se fue apagando. Pero sí se terminó la especulación acerca de un alza del 0.5%, que le hubiera puesto un freno al dólar.
La moneda estadounidense llega a esta instancia en su mejor momento en décadas en varios frentes, a saber: mínimos de 20 años del euro, de 24 del yen y de 37 años de la libra esterlina, algo pocas veces visto. El oro a punto de llegar a mínimos de 2 años (los alcanzó si obviamos la caída fugaz de agosto de 2021 a 1615 dólares), el petróleo cerca de los 80 dólares, y la bolsa de Nueva York inaugurando una tendencia bajista de corto plazo, aunque con algún margen para mantener su dirección alcista considerando el inicio de la misma en marzo de 2020, cuando la Fed anuncio su “estímulo ilimitado”, que fue justamente la base del descalabro de inflación generado en el último año y medio.
Claramente, lo que moverá a los mercados desde ahora no será la tasa de interés, sino la proyección que el propio Powell haga hacia el futuro. En su conferencia de prensa posterior al anuncio, el funcionario hablará de la visión que el FOMC tiene del momento actual de la economía, y de que espera hacia los próximos meses. Convendría que este Comité, que ha dado en los últimos años varios pasos en falso, llegando tarde con sus decisiones y haciendo gala de una falta de tacto y de sentido común alarmantes, esta vez perciba lo que viene.
Y lo que viene es una recesión inevitable, ya decretada técnicamente en el PBI negativo de dos trimestres consecutivos, y sobre la cual varias empresas comienzan a expresarse en voz alta. La semana pasada fue FedEx, que anunció el cierre de varias sucursales en el mundo y despidos en Estados Unidos; el martes fue el turno de Ford, preocupada por sus pérdidas de los últimos meses.
Si la Fed lee estos mensajes, no dejará que la economía muestre signos de debilitamiento adicionales, y si bien es entendible que eleve la tasa en la forma que planea hacerlo, anunciará alzas mucho más moderadas para los próximos encuentros, previstos para noviembre y diciembre.
Un discurso con este tono sería un alivio para las monedas principales, y para los mercados bursátiles, que podrían retomar una dirección alcista más pronunciada en poco tiempo. De lo contrario, la recesión sobre la cual Powell dice no preocuparse (idéntico discurso tenía hasta octubre de 2021 con la inflación, con los resultados a la vista), se le vendrá encima, y dar vuelta la situación le costará más que el combate a la inflación que está llevando a cabo la Fed desde pocos meses atrás.
Los efectos de las decisiones de este miércoles se verán con el paso de los días. En lo que respecta a las monedas líder, probablemente lo haga desde el jueves, teniendo en cuenta que a primera hora de la sesión asiática el Banco de Japón anunciará su política monetaria, y lo propio hará el Banco de Inglaterra algunas horas después.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.
Adrián Aquaro
Trader College