La del miércoles ha sido una sesión notoriamente más tranquila que la anterior, después de los datos de inflación de agosto, y sin un calendario de noticias importante. Podríamos hablar de una consolidación del dólar en todos los frentes, que no cae, pero tampoco toca máximos ante las monedas principales.
El euro, por caso, se mueve en torno a la paridad ante el dólar, la cual parece caerle bastante bien. Sin embargo, el peligro de que vaya a buscar nuevos mínimos de 20 años está latente, pese al alza de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo sin precedentes (0.75% por primera vez en la corta historia de la entidad) y las chances de que se produzcan aumentos de tenor similar o algo menor en las próximas dos reuniones del organismo.
Para el euro, la posibilidad de alejarse de sus mínimos y comenzar un ciclo alcista más sustentable aparecerá a la superación de 1.0400, lejano nivel por el momento, y sin noticias que vayan a atraer a la moneda única a tal precio.
La libra esterlina, en tanto, se mueve alrededor de 1.1550, lejos de sus mínimos de 37 años en 1.1403, pero sin que se haya disipado la probabilidad de que vaya a tal nivel en los próximos días.
Las noticias de Europa en general y Reino Unido en particular distan de ser positivas. La inflación en Reino Unido cedió algunas décimas, es verdad, pero no parece que sirva para detener al Banco de Inglaterra en su combate a la misma, que consiste en continuos aumentos de tipos de interés desde noviembre pasado.
El yen, por su parte, se mueve entre dos fuegos. Por un lado, los rendimientos de los bonos del Tesoro, que no dejan de tocar máximos de 15 años (los de corto plazo a 2 años), presentando los mismos una marcada aceleración entre lunes y martes, para calmarse ligeramente en la víspera. Los rendimientos atentan contra cualquier posibilidad de crecimiento de la moneda única, también afectada por el costo de energía, que Japón debe pagar en dólares. El gas natural supera nuevamente por lejos los 8 dólares, y el petróleo parece despertarse de su baja anterior.
Pero, por otro lado, algunos medios de Japón dieron cuenta de reuniones en el seno del Banco de Japón, que estaría tratando la cuestión del tipo de cambio. Como cualquier banco central, el BoJ celebra que su moneda se devalúe, por las ventajas comercial que ello supone, sobre todo en un país netamente exportador como Japón.
Pero el poco control que está ejerciendo sobre el yen ha hecho que el mismo caiga a mínimos de 1998, lo cual parece poco tolerable en algunos ámbitos. La posibilidad de que se produzca una intervención en el par USD/JPY, buscando revaluar al yen está latente, aunque solo tiene un antecedente en 1986. Si, en cambio, han sido numerosas las devaluaciones por decreto del yen, algo que fue muy mal visto en el mundo, y que tuvo el visto bueno del G7 por última vez en 2011, cuando después del Tsunami que arrasó con buena parte de la costa este de Japón, el yen sufrió un ataque de mercado, que lo llevó a sus máximos de 40 años en 75.55.
Posteriormente, las medidas adoptadas por el entonces Premier Shinzo Abe (las llamadas Abenomics) cambiaron el tono alcista del yen, con el BoJ ampliando varias veces la masa monetaria. Y así como las intervenciones del BoJ para devaluar al yen tenían un efecto efímero (no más que algunas horas), es incierto el resultado de una intervención en sentido contrario, teniendo en cuenta sobre todo que los factores que devalúan a la moneda nipona no están del toro bajo el control del BoJ. Sí lo están en parte: la limitación que impone Japón a los rendimientos de sus bonos es una limitante para cualquier recuperación natural del yen.
La bolsa de Nueva York recortó modestamente las pérdidas del martes, lo cual sirve a los índices Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq 100 para alejarse de sus mínimos, y salvar sus respectivas tendencias alcistas de mediano plazo, considerando los gráficos diarios.
La agenda de noticias de este jueves incluye las ventas minoristas de agosto en Estados Unidos, otro dato clave, aunque sin el impacto de los informes de inflación o de empleo. Descontado que habrá un aumento fuerte de tipos de interés el miércoles 21, la incógnita pasa por conocer el tenor de la misma. Una tercera parte de las chances parecen estar en un 1% de aumento, algo que generaría un temblor financiero, y que pondría en duda la credibilidad, y sobre todo la pericia de la Fed para manejarse en situaciones difíciles.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College