El Banco Central Europeo aumentó el jueves la tasa de interés en un 0.75%, quedando a partir de ahora en el 1.25%, un nivel que no tenía desde noviembre de 2011, en épocas de Jean Claude Trichet. El alza tiene ribetes históricos: nunca en la historia (corta historia si se la compara con el resto de los bancos centrales) del BCE se había tomado tal medida.
Tal vez por estar descontada por los mercados, y probablemente por un movimiento muy acotado en los activos principales durante la sesión americana, el euro apenas logró ganar unos puntos, para volver a caer debajo de la paridad durante buena parte de la tarde.
La titular del BCE, Christine Lagarde, cambió radicalmente su discurso de años anteriores, para utilizar un lenguaje agresivo de cara a los próximos tiempos. Si bien descartó un nuevo aumento del 0.75%, aseguró que harán falta nuevos aumentos de tipos de interés en los próximos meses, hasta que la inflación, el mal de este tiempo en la economía global, retome una senda normal, algo que parece lejano.
A favor de los argumentos de Lagarde aparece que los datos de actividad económica no se han desacelerado de manera concluyente, y que los datos de empleo ofrecen perspectivas optimistas. También aparece como positivo, aunque está lejos de su alcance tomar medida alguna, que la Unión Europea tome medidas para paliar la crisis energética en el continente, lo cual le dio un fuerte alivio con una baja importante del precio del gas, y con una baja sustancial del petróleo, cuyos futuros del WTI cotizan cerca de los 80 dólares.
Pero más allá de lo que dijo Lagarde, los mercados escucharon atentamente a Jerome Powell, el presidente de la Fed. El funcionario ratificó el rumbo del banco central, buscando combatir la inflación récord de 41 años, con un lenguaje muy parecido al que utilizó en Jackson Hole dos semanas atrás. La diferencia es que el dólar apenas se movió en la víspera, frente a un rally sorprendente de aquella oportunidad.
En este contexto, el euro intenta superar la paridad, lejos, muy lejos, de cambiar su tendencia bajista de mediano plazo, lo cual ocurriría superando 1.0300. La libra esterlina se mueve en torno a 1.1500, no lejos de sus mínimos de la semana en 1.1403, pero con algunos indicios de recuperación. El yen, en cambio, solo se toma un respiro en su caída, que no es por mérito propio, sino por el descanso que se tomaron los rendimientos de los bonos del Tesoro el jueves. No hay cambios en la política monetaria, no tiene por qué haberlos en los bonos, ni en el yen, al menos por ahora.
El oro también se muestra algo más activo, pero lejos de retomar una tendencia alcista que abandonó días atrás al caer de 1740 dólares. Si bien por momentos intenta acercarse a tal nivel, la onza depende de lo que suceda con las monedas principales, luego de abandonar su condición de activo de refugio.
La bolsa de Nueva York finalizó el jueves con ganancias de mediano tenor en las acciones principales, y en la sesión asiática del viernes los futuros de los índices bursátiles apuntan al alza, quebrando algunos niveles de resistencia que parecen apuntalar una sesión positiva para el viernes.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College