Se esperaba un fuerte impacto con el discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, en el Simposio de Jackson Hole. También se conocía de antemano que sus palabras buscarían no decepcionar al ala dura del banco central, que pugna por seguir aumentando la tasa de interés hasta que la inflación regrese a sus cauces normales. Pero también se sabía que no sería tan contundente como esos miembros de la Fed, cuya visión es oficial, pero no decisiva.
Todo ello ocurrió, y así y todo, los índices bursátiles de la Bolsa de Nueva York tuvieron uno de sus peores días de los últimos tiempos. La Bolsa había experimentado un rally bastante extraño, que coincidió con un alza generalizada del dólar, y este tipo de situaciones suelen terminar como terminó el viernes: con un desplome que hundió a las acciones principales, pero que suena más a una excusa que a un motivo real.
Nadie que esté medianamente al tanto de lo que sucede con la economía estadounidense, y con la política monetaria de la Fed, puede dudar acerca de los próximos pasos de Powell y el Comité. Con una inflación del 8.5% a julio, es obvio que habrá aumentos de tipos de interés, que se irán suavizando en noviembre y diciembre, fechas de las últimas dos reuniones del año, posteriores a la de dentro de tres semanas, cuando tenga lugar el sexto encuentro del año. De modo que el discurso de Powell, lejos de sorprender, tuvo los términos justos para quedar en línea con lo esperado. Y todo en 9 minutos.
De este modo, el dólar se acerca a nuevos máximos de 20 años ante el euro, pese a que la moneda única luce sobrevendida en todas las temporalidades. La zona de 0.9900 aparece en el horizonte cercano, seguida de 0.9800 para los próximos días. La crisis energética de Europa, que además enfrenta una probable recesión, limita al euro. Sin embargo, no encontramos una relación absoluta y directa entre estas circunstancias y el tipo de cambio. Esto es, no nos sorprendería tener al euro en 1.0500 con una situación económica más sombría que la actual.
La libra esterlina también se ve muy débil, sin poder avanzar más allá de 1.2000, nivel cuyo quiebre la haría salir de su incómoda posición actual. El festivo en Reino Unido de este lunes podría tranquilizar a la libra, pero deberá mejorar rotundamente en una semana que no le será fácil, para cambiar su actual sesgo bajista.
El calendario de noticias es abundante en estos días. La encuesta de empleos privados ADP (de regreso después de varios meses) antecede a las nóminas de empleo no agrícolas, que se conocerán el viernes. Se trata de los dos informes más importantes del período, intercalados por el ISM de servicios, previsto para el jueves.
Por otro lado, será bueno ver la reacción de los mercados en la apertura de la Bolsa este lunes. La sobreventa de las acciones probablemente genere algún tipo de corrección alcista, aunque le costará regresar a los niveles de las semanas anteriores.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrián Aquaro
Trader College