El inicio del Simposio de Jackson Hole, en Wyoming, es sin duda el evento de la semana. Si bien siempre se generan fuertes expectativas en torno al encuentro, esta vez la circunstancia que atraviesa la economía global, posterior a una pandemia inédita en un siglo, y en medio de una guerra que ya se ha naturalizado pero que tiene consecuencias negativas de todo tipo, provoca un sinfín de especulaciones, y una gran cautela en los mercados.
Los banqueros centrales más importantes se reúnen en este glamoroso encuentro, junto con titulares de grandes bancos y fondos de inversión. Si bien son varios los funcionarios de primer nivel que brindan su testimonio, es el discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell, el que todos los inversores esperan. Para ello, habrá que aguardar 24 horas más.
La vigilia de este discurso viene enmarcada por un dólar exageradamente fuerte, que llega día a día a nuevos máximos de 20 años ante el euro, y de más de 2 años ante la libra esterlina. También llega con máximos de un mes ante el oro, la plata y el platino, y cediendo apenas posiciones frente al petróleo. El gas natural, ajeno a cuestiones de política monetaria, y pendiente de la puja entre Europa Occidental y Rusia, llega a máximos de 15 años casi a diario, sin que por ahora se le pueda encontrar un techo cierto. Esto, pese a que el descubrimiento de un gran yacimiento será un fuerte alivio para Europa. Lo malo es que ello no tendrá efecto inmediato.
La bolsa de Nueva York no está en sus mejores días, pero tampoco se desploma, como muchos analistas consideraban hasta hace pocos días. Claro, esto no significa que ello no pueda ocurrir, aunque como lo hemos visto en los últimos años, cuanto peor le va a la economía, mejor le va a la bolsa, ante la obligación que tendrá la Fed de proveer dólares baratos y olvidarse de la política monetaria agresiva que ha implementado desde marzo pasado.
Sobre esta cuestión -política monetaria- es que hablará Powell el viernes. Los mercados intentarán confirmar o rectificar su sentimiento posterior al comunicado de julio, cuando el propio Powell dejó dudas respecto a que sucederá con la tasa de interés después de septiembre, cuando ya está descontado un fuerte aumento de la misma.
Los pronósticos de un alza de tipos del 0.75% han crecido casi al 60% en las últimas horas, luego de que la semana pasada varios funcionarios de la Fed se mostraran partidarios de tal medida. Pero la inflación comienza a caer aceleradamente, el costo de energía al menos no se agravó, y la sensación es que si bien habrá aumento en septiembre, si lo hay en noviembre y diciembre será de mucho menor tenor. Y si se confirma la recesión técnica en que ha ingresado Estados Unidos en el segundo trimestre, mucho más.
Justamente, la publicación del PBI preliminar (segunda medición de tres) a las 8:30 del este, puede ser un disparador en contra del dólar. Claro, habrá que aguardar las cifras que se conocerán, y si efectivamente quedan por debajo de cero, como en la medición avanzada.
En Europa, el Instituto IFO dará a conocer su encuesta mensual. La misma marca el clima de negocios en Alemania, y supo ser el dato más importante del mes, en épocas en que el viejo continente navegaba por aguas más tranquilas.
El Banco Central Europeo también estará en los titulares, al publicar sus actas de la reunión en la que, después de 11 años, elevó la tasa de interés. Habrá que prestar especial atención a las acciones del BCE. Se habla poco del tema, y si bien la Fed promete alzas de tipos de interés, el BCE no se quedará atrás, y allí puede estar la clave de la recuperación del debilitado euro actual. El próximo encuentro tendrá lugar del 8 de septiembre.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College