La semana pasada se puso fin a un primer semestre brutal para los activos considerados de riesgo. El temor por una posible recesión es ahora el principal impulsor de los mercados de divisas (por encima de la política monetaria de los bancos centrales o los diferenciales de tipos de interés), y el dólar estadounidense se ha beneficiado de ello.
Las divisas de los mercados emergentes cayeron frente al dólar, pero, en su mayor parte, se mantuvieron frente a las divisas europeas, ya que las cotizaciones baratas y los enormes diferenciales en los tipos de interés parecen al menos ser atractivos para algunos inversores. En nuestra opinión el temor a la recesión se ha intensificado hasta un punto injustificado.
Esto hace que el informe de nóminas de Estados Unidos que se publicará esta semana sea clave. Esperamos otro informe positivo en el que las cifras de creación de empleo se sitúen por encima de la tendencia, y se muestre una baja tasa de desempleo y un buen aumento de los salarios (lo que en cierta medida debería ayudar a aliviar las preocupaciones mencionadas anteriormente). Además, se publicarán las actas de las últimas reuniones de la Reserva Federal y del BCE, las cuales deberían esclarecer en cierta medida la disyuntiva entre frenar la inflación y arriesgarse a una fuerte desaceleración económica a la que se enfrentan los banqueros centrales.
EUR
Mientras que la inflación muestra algunos indicios de haber tocado techo en EE.UU., todavía no ocurre lo mismo en la eurozona, en parte por el mayor impacto de los precios de la energía y por el atraso generalizado de los datos económicos.
El leve alivio en el índice subyacente que vimos la semana pasada se debió a las excepcionales medidas administrativas en Alemania, mientras que la inflación de dos dígitos en España fue una noticia incómoda. Algo más positivo, y que pasó prácticamente desapercibido, fue el descenso de la tasa de paro hasta un nuevo mínimo histórico.
Dado que es casi seguro que se producirá una subida de tipos de 25 puntos básicos en la próxima reunión del BCE y no se puede descartar una subida de 50 puntos básicos en la siguiente, creemos que los niveles actuales a los que cotiza la moneda común ya reflejan muchas de las malas noticias y creemos que hay margen para un repunte significativo cuando los activos de riesgo se estabilicen.
USD
La semana pasada hubo algunos indicios esperanzadore de que la inflación en EE.UU., aunque todavía no ha bajado, al menos ha dejado de subir. La tasa subyacente del índice de gasto en consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés) no cumplió con las expectativas y parece haberse estabilizado en un nivel anualizado de alrededor del 4%, que sigue siendo demasiado alto pero considerablemente inferior a la tasa de inflación general.
Ahora que los precios de los alimentos y la energía han dejado de subir y en algunos casos están bajando, podríamos ver una menor inflación en los próximos meses. Ahora pensamos que es poco probable que la Fed vuelva a subir los tipos en 75 puntos básicos, lo que es al menos moderadamente alcista para el euro y los activos de riesgo en general.
GBP
La mayoria de datos de Reino Unido que conocimos la semana pasada se ajustaron en gran medida a lo esperado, con una excepción evidente y preocupante: el déficit por cuenta corriente, que sorprendió a la baja y se sitúa ahora en un dígito alto como porcentaje del PIB. Por supuesto, estas cifras se ven empañadas por el enorme aumento de los precios de la energía, de la que Reino Unido es importador, pero, no obstante, se trata de un indicador clave que hay que vigilar.
No se esperan noticias importantes esta semana en Reino Unido, a excepción de algunos discursos de los miembros del Banco de Inglaterra, por lo que la cotización de la libra dependerá de las noticias que lleguen desde otros lugares.