Una diversidad de factores logró lo que no parecía imaginable hasta fin de 2021: la bolsa de Nueva York completó su peor primer semestre desde 1970. Pese a ello, las últimas horas de junio sirvieron para alejar a los papeles principales de sus respectivos mínimos, que los hubieran situado en peor condición para este viernes. Aún así, el peligro de un nuevo desplome de la bolsa está latente.
La altísima inflación reinante es, sin dudas, el eje de este momento que atraviesan los mercados bursátiles. Y la inflación deriva, a su vez, de un encadenamiento de eventos, algunos evitables, otros no. La pandemia, y sus consecuencias desde ya, está dentro de los no evitables, y el boom de consumo que se produjo desde mediados de 2021 generó no solo un aumento generalizado de precios, sino también una enorme dificultad en la cadena de suministros.
Entre los eventos evitables se encuentra uno clave: con la inflación por encima de 4.5%, lo cual ya la tornaba poco gobernable, la Fed no actuó, y siguió volcando 120 mil millones de dólares al circuito, como en los peores momentos de la pandemia. Cuando en junio de 2021 la inflación subyacente llegó al 0.9% (ya lo había hecho en abril), el banco central mantuvo una postura laxa, argumentando que se trataba de un fenómeno transitorio. Actuó tarde y a destiempo Powell al anunciar que finalmente lo transitorio no lo era tanto, no sin antes asegurarse de seguir durante cuatro años más al frente del organismo.
La guerra en el este de Europa aceleró los tiempos, y a la Fed no le quedó más alternativa que hacer lo que ahora mismo está haciendo: darle prioridad a la lucha contra la inflación, para la cual cuenta con un inesperado aliado en las últimas semanas, como lo es la baja del precio del petróleo y el gas.
Claro que los motivos de estas bajas no son gratuitos ni casuales. La proximidad de una recesión, que podría quedar técnicamente decretada hacia fines de este mes, con la publicación del adelanto del PBI del segundo trimestre, aumentó los temores de que esta situación se prolongue en el tiempo y se extienda al resto del mundo. Se sabe, estas materias primas se mueven por expectativa de demanda, y sus precios actuales no son especialmente auspiciosos.
Las continuas apariciones de Powell anunciando aumentos de tipos de interés no han hecho más que profundizar la caída de las acciones, e impulsar al dólar, que otra vez se acerca a máximos anuales ante el euro, la libra esterlina y el yen, ante el cual ya se acostumbró a ganar terreno de a centenares de puntos.
Esta suerte de candado creado en torno a la lucha contra la inflación implica entonces que, a medida que la tasa vaya aumentando, la actividad económica se irá resintiendo, con la consiguiente baja del precio de la energía, que es uno de los principales factores causantes de inflación. Sin embargo, si la guerra continúa, y nada indica que vaya a detenerse, tanto el petróleo como el gas tenderán a mantener un precio más alto que en épocas de paz.
Respecto a las monedas, el euro logró escaparse de sus mínimos del año, de los cuales estuvo cerca el jueves, cuando llegó a 1.0380. Lo propio sucedió con la libra, que luego de quebrar 1.2100 volvió sobre sus pasos, y recuperando más de 100 puntos en pocos minutos. El yen, bastante más débil en términos relativos, también recuperó posiciones, y parece tener un mejor talante de cara a la primera sesión del mes de julio.
Este viernes, la publicación del ISM de manufacturas tendrá la atención de los operadores, que buscarán confirmar (o no) que las variables principales conocidas en los últimos días no son precisamente optimistas. De hecho, el deflactor de inflación mostró que el aumento de precios por consumo cayó más de lo previsto. Es esperable que la Fed deje de correr detrás de los hechos y no considere a una muy probable recesión como un fenómeno transitorio, y actúe antes de que la crisis que viene afecte a su joya más preciada, y que por ahora mantiene sin mayores sobresaltos: el sector del empleo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, y un muy buen y reparador fin de semana, nos reencontramos el próximo lunes. Hasta entonces.
Adrián Aquaro
Trader College