Este miércoles se despejará una de las dudas que tienen los mercados desde hace tiempo, y es que nivel de agresividad exhibirá la Fed al momento de anunciar su política monetaria. Con un alza de tipos de interés totalmente descontada, en las últimas 48 horas comenzó a correr el rumor -luego confirmado desde fuentes extraoficiales- de que en el banco central se trató el martes, en la primera de dos sesiones que mantiene el Comité, de que el alza podría ser del 0.75%, y no del 0.5%, como estaba previsto.
El dólar explotó el lunes por la tarde con ese rumor, y extendió sus ganancias al martes, llegando a máximos de varias semanas contra el euro, a máximos de poco más de dos años frente a la libra esterlina, que rozó 1.1900, y a máximos de nada menos que desde octubre de 1998 frente al yen, un nivel insólito e inesperado hace muy poco tiempo.
La tormenta perfecta generada desde la salida parcial de la pandemia, que llevó a los consumidores a demandar todo lo que no pudieron adquirir en los meses de encierro, el rebrote de la pandemia en China que bloqueó sus ciudades durante varias semanas, y sobre todo la guerra entre Ucrania y Rusia, se encargó de provocar el descontrol general de la inflación en casi todo el mundo, sumado a la falta de oferta de alimentos básicos y un aumento desmesurado de la energía.
Como si ello no fuera suficiente, los bancos centrales se lanzaron a emitir dinero en forma descontrolada, liderados por la Fed, que lanzó unos 10 billones de dólares -casi la mitad de su PBI- en poco más de un año. El error de cálculo de la Fed se extendió al resto del mundo, y ahora se pagan las consecuencias. A ello se agrega la política de regalar dinero del gobierno de Biden, una excusa perfecta para muchos que, amparados en la pandemia, eligieron un “cambio de paradigmas” para su vida.
La cadena de errores y circunstancias desfavorable desembocaron en una inflación del 8.5% anualizada, el 1% en mayo, y la chance cierta de que la primera economía del mundo entre en recesión. Vaya gestión la de Powell y su Comité: tras 5 años de mandato, tiene la mitad de su PBI en la calle, inflación récord de 40 años, una tasa de interés que hará crecer desesperadamente después de afirmar que la inflación era algo transitorio, y una recesión en la puerta. Le quedan otros tres años y medio de mandato.
En la tarde del miércoles tendrá una nueva oportunidad el Sr. Powell. Apurar los pasos que debió dar hace mucho solo generará -al menos en los mercados- un caos peor del que se vive. El aterrizaje suave del cual habló se convierte en un choque de frente contra el suelo, por tomar las medidas tarde y a destiempo.
Si la Sra. Yellen, secretaria del Tesoro y extitular de la Fed sigue asegurando que los efectos de la inflación por el consumo se irán disipando, y que el costo de energía caerá próximamente, debería transmitirlo a su colega del banco central, para evitar que la tormenta se haga más fuerte aún.
Como sea, el dólar tiene bastante por ganar. Aún en el caso de que Powell determine un alza del 0.5%, y una moderación de los aumentos de tasa desde septiembre al 0.25%, el billete no tiene muchos rivales serios. La libra puede ser uno de ellos, sobre todo si el BoE sigue aumentando la tasa, aunque lo haga de a poco. En la última reunión, un anuncio similar de Powell generó un alza de la bolsa de Nueva York, que duró unos pocos días.
Las acciones no se han movido demasiado en la víspera, y la incertidumbre crece. En medio de un ciclo como este, no se puede esperar mucho optimismo, y es probable que esta vez la reacción sea sumamente negativa, tanto en la tarde de este miércoles como el jueves, que es cuando de verdad se aprecian los efectos de estos anuncios.
Sin dudas, un día clave en un contexto sumamente complejo.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el jueves.
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