La demanda y las fuentes del gas en Europa
El Gas Natural es la 2ª fuente de energía en Europa, por detrás del petróleo. Supone cerca del 25% del total de la energía que consumimos (Gráfico 1).
La demanda de gas sobre todo es para generar electricidad, consumo industrial y consumo en hogares, siendo casi un 30% del total cada uno. En los últimos años la demanda no ha crecido.
Del gas que consumimos en Europa, el 38% se produce internamente(Gráfico 2). El resto lo importamos: un 40% llega por gaseoductos (el 80% de esto procede de Rusia) y un 22% vía LNG (el 20% de esto viene de Rusia). Rusia nos provee el 38% del gas que consumimos, el 60% del petróleo y productos refinados y el 70% del carbón. Alemania importa de Rusia el 65% del gas que consume mientras que España el 10%.
La cantidad de gas que importamos está aumentando en los últimos años (era el 50% en 2015 y se espera que sea el 65% en 2025), ya que la producción doméstica está bajando. Noruega produce casi el 60% del total y tiene difícil aumentar su producción.
¿Qué es el GNL o LNG?
El gas natural licuado (GNL o LNG) es un líquido que se forma cuando el gas natural se enfría a -162ºC. El proceso de enfriamiento reduce el volumen del gas 600 veces, lo que facilita y hace más seguro su almacenamiento y transporte vía barcos o camiones cisterna. En su estado líquido, el LNG no se enciende y no es tóxico. Cuando el LNG llega a su destino, se convierte en gas en las plantas de regasificación. Después, se conduce a los hogares, las empresas y las industrias, donde se quema para obtener calor o generar electricidad.
¿Cómo pretende Europa reducir la dependencia del gas ruso?
La Comisión Europea ha propuesto un plan energético para ser independientes del gas ruso antes de 2030, el REPowerEU (Gráfico 3). Un plan con 220.000 mill € de inversión pero que espera un ahorro de 100.000 mill € por reducir las importaciones.
Los principales puntos de este plan son:
1. Reducir el consumo de energía en general y de energías fósiles en particular. Ya se inició un plan de descarbonización para reducir las emisiones de carbono, aumentar la eficiencia energética y bajar el consumo de energía pero ahora se va a acelerar, tanto en las industrias (acelera la descarbonización, aumenta la electrificación, cambio a hidrógeno,…) como en los hogares (anima a utilizar menos combustible y fomentará instalar 10 millones de bombas de calor en cinco años para ayudar a las familias a bajar la dependencia del gas y la factura eléctrica). En total, pretende reducir el consumo de gas un 30%.
2. Aumentar la generación vía energías renovables (solar y eólica), facilitando y propiciando la instalación de parques solares y eólicos y allanando el camino para que las energías renovables alcancen el objetivo de cubrir el 45% de las necesidades energéticas en 2030.
3. Acudir a otras fuentes de gas: Importando gas vía LNG desde Qatar, EE.UU. o Egipto (servirá para sustituir casi 1/3 del total de lo importado de Rusia), vía gaseoductos desde Azerbaiyán, Algeria y Noruega o iniciando relaciones con nuevos países como Nigeria, Senegal y Angola con un gran potencial sin explotar de También aumentará la producción de biometano e hidrógeno.
La UE dice que cerca de 2/3 de la dependencia del gas ruso se podría reducir en 1 año. No dudamos que se logrará reducir un tercio en un año. Más allá habrá que verlo.
¿Qué propone la UE para reducir la dependencia energética?
La principal vía que propone la UE para reducir rápidamente la dependencia del gas ruso es aumentar las importaciones vía LNG.
Esto tiene 2 dificultades principales:
1. Las infraestructuras de LNG en Europa
Se estima que Europa no tendrá capacidad de importar LNG para terminar con la dependencia rusa hasta 2025/2030. Un tercio de la dependencia se puede reducir a corto plazo, con la capacidad sobrante de LNG que hay ahora en Europa. Pero para poder asumir más LNG se necesitan varios años, ya que hay que construir la infraestructura de transporte necesaria (gaseoductos y plantas regasificadoras). Europa tiene 49 plantas regasificadoras (Gráfico 4) de las que en 2021 se usaron sólo al 41%, pero 20 de esas están en España, Portugal y R.U. (53% de la capacidad total) y el problema es que la actual conectividad vía gaseoductos de estos países con el resto de Europa es limitada. Con las actuales infraestructuras, entre los 3 países apenas podrían llegar a cubrir un 10% de lo que se consume en Europa. Por otro lado, en los últimos meses se ha anunciado la fabricación de al menos ocho terminales de LNG a bordo de buques (unidades flotantes de almacenamiento y regasificación) que, aunque algunos pueden instalarse el próximo invierno, sólo sirven si están conectados a los gaseoductos existentes y tienen acuerdos de suministro.
2. El mercado global de LNG.
El importe de gas actualmente importado por Europa desde Rusia es equivalente al 40% del mercado global de LNG. Con la demanda que actualmente tiene Europa (es el mayor comprador de LNG del mundo con el 23% del total, seguido de China con el 20% y Japón con 19%), incrementar la importación de LNG para suplir el gas ruso supone que demandaríamos el 60% del mercado total, lo que no parece factible pues la demanda de Asia también continuará creciendo y la oferta global de LNG es complicado que crezca más de un 10% anual hasta 2025.
En definitiva, no hay duda de que Europa debe reducir la dependencia energética rusa pero supondrá un reto importante que tendrá que acometer reduciendo el consumo (aumentando la eficiencia energética), acelerando la producción doméstica (sobre todo vía energías renovables) y acudiendo a proveedores alternativos (diversificando los proveedores tanto vía LNG como vía gaseoductos).
Por Departamento de Análisis Bankinter
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