La semana pasada se produjo una extraña situación en el mercado. Los titulares financieros estuvieron dominados por la implacable venta de acciones en los mercados mundiales, que dejó al índice S&P 500 rozando el umbral semioficial del mercado bajista, un 20% por debajo de su máximo histórico.
Esta semana estaremos muy atentos por un lado a los posibles efectos de la volatilidad de los mercados bursátiles en el de divisas, y por otro a los índices PMI de actividad empresarial. Se espera que los índices de la eurozona y del Reino Unido superen ampliamente el nivel de 55 (creemos que estos niveles invalidarían los temores de recesión que parecen apoderarse de los mercados de activos). Es difícil conciliar unos tipos reales todavía muy negativos, unos déficits públicos enormes y unas economías en pleno empleo con un retroceso económico sostenido.
EUR
El retroceso de los miembros moderados del BCE ante la realidad inflacionista se aceleró la semana pasada, ya que el miembro neerlandés del Consejo de Gobierno (considerado uno de los miembros más hawkish), sugirió que no sólo es casi segura una subida de tipos en julio, sino que podría haber una subida de 50 puntos básicos. Esto ocurre al mismo tiempo que los tipos de interés a corto plazo de EE.UU. tienen problemas para subir, en parte porque el mercado ya ha descontado los movimientos de la Reserva Federal. Como resultado, los diferenciales de los tipos de interés a través del Atlántico se han reducido y no son más altos ahora que en marzo. Esta tendencia debería ser favorable para el euro y es posible que ya haya tocado fondo.
Los índices PMI de esta semana deberían ser fuertes y apaciguar en parte los temores de recesión, lo que permitiría al BCE continuar con su cambio de política y centrarse directamente en la contención de la inflación.
USD
Las fuertes cifras de las ventas al por menor de la semana pasada confirmaron que, hasta ahora, hay pocos indicios de que unos precios más altos estén disuadiendo a los consumidores estadounidenses. Sin embargo, es un indicador volátil y no se puede extraer mucha información de un único dato.
Los rendimientos estadounidenses cayeron en sintonía con las acciones, y por ahora el dólar estadounidense parece haberse acoplado de nuevo a los diferenciales de tipos con el resto del mundo, por lo que también cayó.
Esta semana se publicarán las actas de la última reunión de la Reserva Federal, en las que se espera que se reitere que las dos próximas subidas serán probablemente «dobles», es decir, de 50 puntos básicos. Sin embargo, el mercado ya da esto por hecho, y será difícil que los tipos de interés a corto plazo de EE.UU. sigan siendo descontados. Por ello, creemos que el dólar es vulnerable a un retroceso sostenido.
GBP
Los datos del Reino Unido siguen reflejando una dicotomía entre el sentir general y la realidad. El sentimiento de los consumidores es desalentador, pero los datos de empleo fueron muy sólidos, al igual que las ventas al por menor. Como se esperaba, la inflación fue altísima en abril. La libra esterlina rebotó en línea con la caída generalizada del dólar y también logró algunas ganancias frente al euro. Creemos que hay pocos indicios de recesión, y los datos de los índices PMI de esta semana deberían ser una prueba más.
Parece que la aparente disposición del Banco de Inglaterra a tolerar la inflación debido a los riesgos para el crecimiento es errónea. A corto plazo, la postura dovish del Banco de Inglaterra puede pesar sobre la libra esterlina, pero tras las recientes ventas, creemos que la divisa está bastante barata y ofrece una sólida oportunidad a largo plazo.